Apertura a la experiencia, extraversión y bajo neuroticismo es el perfil del nuevo expatriado, un “aventurero” caracterizado por su curiosidad hacia situaciones y entornos nuevos, con una marcada tendencia a asumir riesgos; con especial interés por el mundo exterior, extraordinariamente sociable y a la que le gusta cambiar la manera de hacer las cosas; y con una mayor capacidad para hacer frente con éxito a la ambigüedad que caracteriza el entorno global. Así lo describe el estudio “La función de recursos humanos frente a la globalización”, elaborado por ERES Relocation Services junto al IESE-IRCO, en el que se profundiza en la aportación estratégica que tiene el área de RR.HH. a los procesos de internacionalización de sus compañías a través de la correcta identificación de los profesionales más adecuados.
Estas características –advierte Pilar García-Lombardía, investigadora de IESE-IRCO y autora del informe- corresponden a rasgos de temperamento del perfil, que deben completarse con otros componentes de conocimiento y con las necesarias competencias profesionales internacionales que aseguren la consistencia de la identidad corporativa en los procesos de movilidad.