Hasta ahora, los cambios en las oficinas se realizaban por razones económicas, pero actualmente, se añade a este motivo otros aspectos como las preocupaciones por la cultura empresarial, la eficiencia, la sostenibilidad, la atracción y fidelización del talento o el branding. Hay que tener en cuenta que el workplace está en cualquier lugar, comprende el sitio donde se esté trabajando, todo lo que lo rodea y lo que mejora la vida profesional de las personas (incentivos, seguridad, ubicación, transporte etc.), por ello, es fundamental realizar un análisis previo sobre las necesidades de cada puesto en cada empresa.
De esta manera, una inversión óptima en los espacios de trabajo conlleva un retorno económico, un aumento de productividad, fidelización de los empleados y eficiencia en los procesos.
Según el análisis realizado por la Asociación, un elemento fundamental es la coherencia entre la imagen de la empresa y el espacio de trabajo. Para lograrlo, se deben atender aspectos como el espacio físico, procesos de organización, comunicación, cultura de la organización confort (acústica, iluminación y clima), versatilidad, sostenibilidad y seguridad. La tendencia apunta hacia espacios multifuncionales que buscan la colaboración, productividad y flexibilidad.
“En un plazo de cinco a diez años, ya no hablaremos de espacios de trabajo, el espacio social será el protagonista. Para ello, se debe aprovechar al máximo las nuevas tecnologías basadas en la conectividad y apoyo al trabajo con la incorporación de la realidad virtual y aumentada, uso de big data y diversos sistemas de gestión”, afirma el grupo de trabajo de Workplace de la Comisión Research de IFMA España.