Muchas empresas gastan fuertes sumas de dinero para que Consultores Industriales les digan qué hacer, hacia dónde ir, o cómo cambiar. Un poco, la nueva visión de Consultoría Artesana, contesta algunas de esas interrogantes, ya que a través de su propio talento, o con el acompañamiento de un artesano, las empresas pueden aprender de su mismo entorno, basado en sus propias experiencias y enfocados en la propia realidad.

Las empresas pueden aprender a lo largo de toda su cadena de valor y por medio de cualquiera de los estratos organizacionales, desde las empresas de organización jerárquica o piramidal, como en el ejército, o aquellas más planas, menos jerárquicas, quizá hasta matriciales, como quienes manejan proyectos y comparten sus talentos humanos en varias actividades.
Aprender justo en la cadena de valor, tiene sus ventajas: se pueden detectar los errores y los aciertos, aprender de ello, escribirlo, difundirlo y convertirlo luego en cultura, como si fuese una «mejor práctica”.En Gestión de Conocimiento, así es que se hace. Es como «cazar” pájaros o mariposas con una cámara digital. Primero, indagas, sobre el tema para ver dónde hay lo que buscas, luego vas al sitio y lo buscas, al encontrarlo, lo «capturas” con una foto, la editas, la muestras, y todos aprenden de ello. Es un ciclo virtuoso. Los gerentes de conocimiento se dedican a estructurar políticas y adiestramientos, para enseñar a su gerencia media a detectar sus aciertos. Generar cultura de «hacerlo mejor” debería ser, ciertamente, más que una política, una estrategia de negocio, así como las de rentabilidad, posicionamiento, ventas o productividad. El conocimiento es la «Clave”de la estructura, es la herramienta holística que integra y por lo tanto, ayuda a mejorar.