Es común la percepción sesgada de que la innovación en la empresa, se gestiona mejor al asignar un generoso presupuesto de inversiones a una nueva unidad organizativa que ahora funge como un Centro de Investigación y Desarrollo al servicio de la innovación. No es creando un nuevo silo funcional, que desestima la diversidad de sus colaboradores e ignora la expresión de sus múltiples talentos, como una empresa pueda construir un sólido perfil competitivo que consolide en los años por venir, su rol de líder influyente del mercado.
Tampoco es cierto que la inversión sostenida en Tecnología de última generación sea por si sola, factor clave de generación de valor diferencial de negocios a través de la innovación. La innovación la generan personas implicadas, talentosas y comprometidas que trabajan con líderes que asumen riesgos en pos de una visión de negocios. Hablamos de personas motivadas por un significativo sentido de propósito, y que aprenden en un ambiente laboral positivo, como corresponde a una cultura empresarial que promueve la creatividad individual y la colaboración.
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