Contar con un “ADN sostenible” se ha convertido hoy en un imperativo estratégico para todas las organizaciones. Y no solo por ser una vía para conseguir mejores resultados financieros -que también-, sino porque se configura como la única opción posible para asegurar la viabilidad a largo plazo de la compañía, ya que la puerta del futuro solo se abre con la llave de la responsabilidad.
Hablar de sostenibilidad es hablar de visión y compromiso, de estrategia, de negocio y también y ante todo, de personas, porque, como afirmaba recientemente Luis Díaz Gutiérrez, Responsable de Talento y Organización de Accenture Iberia, en el primer encuentro del CHRO Circle de Accenture: “La sostenibilidad implica introducir una nueva conciencia dentro de la organización; una conciencia que se traduzca en nuevos comportamientos que han de ser interiorizados por todos los empleados. La sostenibilidad es un cambio que tiene que empezar desde lo más alto, los Consejos y el CEO, pero que tiene que llegar hasta el último rincón de la organización”.
Y es precisamente este uno de los grandes retos en materia de sostenibilidad: conseguir conectar el discurso aspiracional y la visión estratégica con el día a día de la compañía, o dicho de otro modo, materializar ese compromiso sostenible -el qué- en un ADN sostenible -los cómos-, tal y como se puso de manifiesto en este espacio exclusivo organizado por Accenture y dirigido a directores de Recursos Humanos de las empresas más destacadas a nivel nacional que tiene como objetivo ser el foro de encuentro para debatir sobre los nuevos retos que se presentan en la gestión del talento de las grandes compañías hoy en día.
La primera sesión ha estado dedicada a analizar cómo se han visto obligadas las organizaciones a fortalecer y mejorar su “ADN sostenible”, y ha contado como ponente invitada con Samantha Barber, ex miembro del Consejo de Administración de Iberdrola y actual responsable de Sostenibilidad de Accenture en Europa.
Barber ha expresado, por un lado, la relevancia de la sostenibilidad y su peso en el seno de los Consejos de Administración: “Hay mucha incertidumbre y un enorme reto: el de la sostenibilidad, y ello ha incrementado la responsabilidad de los Consejos. Las decisiones que tienen que tomar hoy para los próximos años van a ser las más importantes de toda la vida”.
Y en este entorno de profundos cambios, incertidumbre y responsabilidad, la responsable de Sostenibilidad de Accenture en Europa ha defendido también “la importancia de contar con una arquitectura de sostenibilidad clara en la compañía; sin ella va a ser más complicado”, además de la necesidad de poner el foco en las personas: “Hay tres factores determinantes para la transformación: dinero, tecnología y personas. Las personas son parte fundamental de la transformación que las organizaciones necesitan acometer; ninguna transformación tendrá éxito si no lleva implícita la transformación cultural e implica a los empleados”. Es por ello que ha reclamado la figura del CHRO como “la posición estrella para la transformación, la cultura y la visión de futuro de la compañía”.
La transformación es precisamente el segundo eje vector de la sostenibilidad en el seno de las organizaciones (el primero es el sistémico, el de la conciencia y los comportamientos, este segundo es el de la responsabilidad). “Las empresas tienen distintas estrategias y diferentes velocidades de cambio. Acelerar la transformación es ventaja competitiva de negocio, pero también incrementa el riesgo de desplazamiento de parte de la fuerza de trabajo ya que no todo el mundo puede reinventarse a la velocidad que demanda el ritmo de transformación de las organizaciones. Por tanto, cuánta más ambición le pongamos a la transformación, más nos cargamos la mochila de la responsabilidad con respecto a lo que tenemos que hacer con las personas: reskilling, movilidad interna, reestructuraciones… Todas estas agendas e iniciativas tienen que incluir la dimensión de la sostenibilidad”, ha indicado el responsable de Talento y Organización de Accenture Iberia.
Este primer encuentro del CHRO Circle de Accenture, en el que se dieron cita DRH de empresas de diferentes sectores de actividad sirvió, en definitiva, para demostrar que negocio y responsabilidad son vasos comunicantes, y que la agenda de sostenibilidad se escribe en clave de RRHH, porque conseguir ser una organización sostenible pasa, primero, por acometer transformaciones en relación a la gestión de personas -talento, liderazgo, compensación, etc.- para conseguir materializar esos comportamientos que configuran el ADN sostenible, y obliga también a asumir responsabilidades en materia de personas, porque las organizaciones han de ser sostenibles para las personas, con sus personas.