Todos tenemos algún compañero de trabajo que dice estar siempre agotado. Y la verdad es que aburre escuchar a estas personas decirnos lo cansadísimas que están. Da lo mismo la profesión a la que uno se dedique o el sector en el que desarrolle su carrera. Basta preguntarles qué tal, cómo te va –sea a los compañeros de trabajo, a los clientes, a los conocidos…– para que algunos respondan el consabido «pues la verdad es que no paro (…) estoy agotado. (…) no me da la vida». Y lo mismo que resulta cansino repetirles constantemente a los demás que estamos muy ocupados, tampoco es buena idea recordarle a la gente lo agotados que nos sentimos.
Antes de que los garantes de lo políticamente correcto se abalancen sobre este artículo, y lo critiquen por banalizar el que haya gente que sufre, aclaremos algo. Por supuesto que los trastornos del sueño son un problema crónico de las sociedades occidentales. Y la somnolencia excesiva durante el día (sin una causa conocida) puede estar provocada por la depresión, la ansiedad, el estrés y el aburrimiento.
De hecho, según los últimos datos publicados sobre trastornos del sueño por el Ministerio de Sanidad, el 76% de las personas empleadas afirma sentirse fatigado durante gran parte de la semana, el 30% no está satisfecho con lo poco que duerme, y cerca de seis millones de españoles en edad de trabajar afirma haber sufrido algún episodio de insomnio.
Agotados con motivo
Pero no hablamos de quienes, como ellos, de verdad tienen motivos para sentirse agotados. Ni de ese 43% de los profesionales españoles que, según HAYS, sufre burnout o fatiga a causa de su situación laboral. La verdad es que el agotamiento es una plaga que afecta al mercado laboral. Y aquello que subyace tiene precisamente eso: que tarde o temprano la gente comienza a verbalizarlo, aun sin tener esos síntomas que lo justifiquen. Así, «Estoy cansada/o» o «Estoy agotada/o» son estribillo que se repiten hasta aburrir al más pintado en las oficinas de toda España.
De ellos hablamos. Porque, a nada que lo pienses detenidamente, cuando le dices a alguien que te sientes agotado estás enviando también el mensaje de que no estás completamente presente en la conversación; que no te sientes preparado o alerta como para dar lo mejor de ti.
¿Por qué debería ese compañero o amigo –y no digamos ya un cliente o un superior jerárquico– prestarte su atención, cuando no estás tú empleando el 100% de la tuya? Llegado el caso, podrías decir que preferirías retirarte un rato para una buena siesta o buscar un sofá para echarte una cabezadita que hablar con ellos.
Cuando uno habla de su agotamiento, es muy probable que los demás renuncien a preguntarte más allá de los límites precisos del convencionalismo social. De modo que pierde la oportunidad de establecer y/o profundizar en una situación laboral o fomentar una relación profesional. Y es que las personas cansadas no se muestran precisamente entusiasmadas ante los retos profesionales o motivadas para un desafío laboral.
Muestra que trabaja erróneamente
Además, si uno está siempre hablando de lo agotado que está, la gente podría comenzar a pensar que es un vago. Y no querrán asignarte tareas ni especialmente brillantes, ni que puedan significar un desafío profesional, por temor a que las lleve a cabo de cualquier modo; esto es, por cumplir el expediente. Por lo general, los trabajadores prefieren rodearse de personas con «buenas vibraciones».
Presumiendo a todas horas de agotamiento, en realidad se pone de manifiesto que no se está trabajando de manera inteligente. Y los buenos profesionales son aquellos trabajadores que han logrado un equilibrio entre su vida profesional y personal.
Al decir que uno está agotado, sin motivo real, puede estar diciéndole a sus colegas y amigos que no está inspirado, y que no encuentra desafío alguno en su trabajo. Y si encontrase que su trabajo es realmente energizante, su relato sería muy diferente.
Han encontrado tiempo para hacer ejercicio todos los días, lo que a su vez les dota de renovada energía en el trabajo. Pueden tener una dieta más saludable o tal vez han reducido la horas de socialización después del trabajo. Comprenden la importancia de una buena noche de sueño y cómo puede ser la mejor inversión en su carrera profesional.
En una palabra: si los trabajadores inteligentes y exitosos no están todo el día mencionando lo sumamente agotados que están, será por algo.
Imagen: 123RF