Se estima que más de 3 millones de personas en España tenían algún tipo de discapacidad en 2019, lo que supone un 2,9% más que en 2018, entre las cuales la mitad son hombres, según indica la “Base estatal de datos de personas con valoración del grado de discapacidad”. El Instituto Nacional de Estadística (INE) informa que aproximadamente un 20% de los hogares en España cuenta con una o dos personas con discapacidad entre sus convivientes. Se prevé que esta cifra crecerá en los próximos años, dado el aumento de la longevidad de los españoles y que el mayor número de personas con discapacidad se encuentra especialmente en la franja de los 80 a los 90 años o más.
Sin embargo, solo aquellos que tienen algún familiar o conocido con discapacidad entiende lo que implica esta condición, mientras muchos otros ciudadanos desconocen el día a día de estas personas y sus necesidades. Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra hoy 3 de diciembre, DomusVi rompe con cinco estigmas presentes en la sociedad española sobre la discapacidad.
“Hay pocas personas con discapacidad”
Además de que en un alto porcentaje de hogares residen personas con discapacidad, también las hay que viven en centros especializados en atención a la discapacidad o en residencias. Los más frecuentes y conocidos son el daño cerebral adquirido, el síndrome de Asperger, el síndrome de Angelman, el síndrome de Down, el síndrome de Prader Willi, el síndrome de Rett, el síndrome de Tourette, el síndrome de West, el síndrome de Williams y el trastorno del espectro del autismo.
“La discapacidad se tiene desde que uno nace”
La discapacidad, especialmente la intelectual, puede tener su origen en una amplia variedad de circunstancias médicas y ambientales. Algunas derivan de enfermedades genéticas, están presentes antes o en el momento de la concepción o se generan durante el embarazo, durante el parto o tras el nacimiento.
Entre las causas que pueden generar una discapacidad en una persona antes de la concepción están los trastornos hereditarios y anomalías cromosómicas. Durante la concepción, procesos de malnutrición en la madre, infecciones por virus, alcohol, fármacos, u otras causas pueden afectar a ello.
En el momento del nacimiento, puede darse por falta de oxígeno o prematuridad, y tras el nacimiento, por infecciones del encéfalo, traumatismos o déficit en la nutrición, entre otras circunstancias.
“La discapacidad es una enfermedad”
La discapacidad es una limitación derivada de una enfermedad o de otras circunstancias vitales, pero no es en sí misma una enfermedad. En el caso de la discapacidad intelectual, esta implica una serie de limitaciones en su relación con el entorno y en las habilidades que la persona aprende para funcionar en su vida diaria y que le permiten responder ante distintas situaciones y lugares.
“Las personas con discapacidad no pueden entender las cosas”
Esta afirmación no se puede aplicar a todos los tipos de discapacidad, en el caso de la física, la visual y la auditiva -a través de herramientas- comprenden cualquier mensaje verbal. En el caso de las personas con discapacidad intelectual, no siempre los comprenden todos.
“Las personas con discapacidad no pueden trabajar”
Con la orientación y asesoramiento adecuado la inserción laboral de las personas con discapacidad es un hecho que ya se está llevando a cabo en la actualidad. Numerosas organizaciones cuentan con programas de formación e integración que llevan años demostrando las sus capacidades en el mercado laboral.
