Según un informe de McKinsey, el 68 por ciento de las organizaciones aún no tienen una visión o un plan claramente definido sobre el modelo de retorno a los espacios de trabajo que van a seguir. Lo que sí que saben es que en el marco experimento de teletrabajo realizado han podido constatar tres aspectos que se resienten: la cultura, la productividad y la adaptación.
Marino Mugayar-Baldocchi, Bill Schaninger y Kartik Sharma, consultores de la firma, ha escrito un breve pero interesante comentario sobre cómo trabajar esta tríada con el modelo de trabajo híbrido en mente.
- La desconexión de la cultura organizacional y la escasa cohesión social. La investigación de McKinsey sugiere que los empleados que experimentan una falta de claridad en la visión futura del modelo operativo tienen casi tres veces más probabilidades de sufrir síntomas de agotamiento. Y además, casi el 30 por ciento de los empleados dicen que es probable que cambien de trabajo si se les obliga a regresar por completo a sus espacios físicos de trabajo. Es importante, pues, que las organizaciones piensen cómo, cuándo y por qué motivo le piden a su fuerza laboral que regrese, y también que la decisión que tomen ponga foco en el bienestar.
- Productividad decreciente. Hasta un 45% de los empleados reconoce que es más productivo en el modo teletrabajo, pero a costa de ver difuminarse el límite entre la vida personal y profesional y de ver incrementarse los síntomas de ansiedad y agotamiento. Muchas organizaciones están tratando de recomponer los espacios con protocolos de desconexión y políticas ejercidas desde un liderazgo de role model. Sin embargo, también les preocupa la disminución de la productividad con el nuevo modelo híbrido. Una manera de afrontar esta dualidad es centrarse en medir los resultados en lugar de las horas de trabajo (tanto a nivel individual como de equipo), y también pueden desarrollar métricas de rendimiento personalizadas que varíen según el rol y la función.
- Incapacidad para experimentar e iterar. El verdadero desafío del modelo híbrido es cómo gestionar personas y procesos con las necesidades de flexibilidad que impongan las circunstancias. En este sentido, entre las organizaciones que lideran en productividad, el 16 por ciento itera y ajusta continuamente sus procesos a medida que cambia el contexto.