¿Y si este editorial lo ha escrito ChatGPT?

Maite Sáenz26 enero 20235min

Por Maite Sáenz, directora de ORH.- He hecho un pequeño experimento y le he preguntado a la herramienta de moda por sí misma. “Escribe un editorial sobre ChatGPT”, le he dicho y ¡voilà! Este es el texto que me ha devuelto:

“ChatGPT es una herramienta poderosa para la generación automática de texto. Con su capacidad de entender el contexto y generar respuestas coherentes, ChatGPT ha revolucionado la forma en que se crean y se utilizan los chatbots y los asistentes virtuales.

Sin embargo, ChatGPT también plantea preocupaciones éticas y de privacidad. A medida que la tecnología avanza, es importante garantizar que se estén tomando medidas para prevenir el uso indebido de ChatGPT y proteger la información personal de los usuarios.

Además, es importante recordar que ChatGPT es solo una herramienta y no debe reemplazar completamente el trabajo humano. Aunque puede ser útil en tareas específicas como la generación de contenido o la atención al cliente, es importante asegurar que siempre haya una supervisión humana y una evaluación crítica de los resultados generados por ChatGPT.

En resumen, ChatGPT es una tecnología emocionante que ofrece un gran potencial en muchas áreas, pero es importante ser consciente de sus limitaciones y tomar medidas para garantizar su uso ético y seguro”.

¿Esto lo hubiera escrito yo? Espero que digáis que no porque si es que sí ya me puedo ir buscando otro trabajo. Evidentemente tengo que negar la mayor y voy a explicarlo para que “el sesgo de supervivencia” no me deje sin razones coherentes y con cierto fundamento. Allá voy: no me veo reflejada en el texto porque carece de emoción. Lo leo y me quedo como si hubiera hecho una búsqueda en la Wikipedia. Técnicamente es sencillo pero aceptable: frases coherentes, excelente puntuación, sintaxis correcta… incluso el bot demuestra ser inteligente y apenas abusa -sólo un par de veces- de las mismas expresiones y de términos parecidos.  Eso sí, cierto ego tiene, porque sólo utiliza adjetivos contundentes para definirse como “herramienta poderosa” y “tecnología emocionante”, pero se lo perdono porque también entona cierto mea culpa para advertirnos de sus potenciales peligros y sus limitaciones. ¿Tendrá conciencia el “bicho” 😊?

 

Mi experimento tenía una finalidad muy básica: encontrar el resquicio de valor que nos queda a los humanos frente a una margarita que no vale la pena deshojar.

 

En el ring de los robots contra los humanos el KO está cantado. La inteligencia artificial nos va a barrer como repositorios de información, y no sólo por la diferencia de capacidades de almacenamiento que nos separa, sino también porque estamos externalizando nuestra memoria en ella. Va embalada procesando información y tomando decisiones fundamentadas en variables estadísticas, códigos y datos, y aprende rapidísimo, por encima de nuestra capacidad de learnability -los que la tengan, porque yo, a lo que le tengo miedo de verdad no es a la inteligencia artificial sino a la ignorancia humana-. Y al paso que va no sé si tendremos que esperar al 2050 para ver llegar la singularidad tecnológica.

¿En qué, pues, podemos seguir siendo los humanos únicos e irrepetibles? Vuelvo a leer la propuesta de editorial que me ha hecho ChatGPT y leo claramente entre líneas que somos y seremos diferentes a las máquinas en los sentimientos que le demos a nuestro conocimiento.

chatGPT

Photo by Vadim Artyukhin on Unsplash.

 


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