Jesús Espinosa,
Director General de RH Asesores en Recursos Humanos.
jespinosa@gruporh.com
El “liderazgo” está de moda. Bueno, la realidad es que ya lleva en la vanguardia del “management” unos cuantos años. Sin embargo, es un concepto que todavía no ha calado en la cultura de nuestras empresas.No es infrecuente encontrar Organizaciones donde el término no goza de buena prensa, quizás porque se puede entender como una forma de dirección no exenta de contravalores, quizás, como hemos visto reflejado en los comentarios de algunos mandos y jefes intermedios, porque se considera algo demasiado elevado o propio de personas excepcionales.
Suele ocurrir que cuando se habla de líderes, con facilidad, la mente se va hacia figuras singulares de la historia de la humanidad. Algunas de brillo indiscutible por la fortaleza de sus valores éticos y de sus objetivos. Mahatma Gandhi, Winston Churchill y otras excelsas personas suelen ser ejemplos recurrentes.
Otros ejemplos se asocian con valores u objetivos más dudosos -juicio de valor que depende de la posición del observador- pero también capaces de “arrastrar” tras de sí a gran cantidad de gente, como Hitler o Lenin, citados obviamente sin ánimo de ser exhaustivo ni de entrar en polémica con opiniones contrarias.
Los “gurus” que habitualmente escriben sobre Liderazgo refuerzan por lo común esta línea argumental de identificar, y poner como ejemplo, a “líderes” de cualidades excepcionales, lejos del alcance de las personas normales y medias que generalmente hacen posible el día a día de las empresas.
Al propio tiempo, encontramos la paradoja del uso cotidiano del término referido a personas que están en la circunstancia de ocupar posiciones destacadas en determinadas organizaciones sociales. Nuestros dirigentes políticos reciben el apelativo de líderes aunque, sin solución de continuidad, sean denostados por su falta de capacidad de decisión o carencia de determinadas cualidades que serían de presencia obligada.
En resumen, el concepto de liderazgo tiene facetas asociadas a cualidades y a veces a contravalores que lo convierten en un término de significado diverso y difícil de concretar para utilizarlo con operatividad en un contexto, la empresa, en el que las personas se ven abocadas a buscar formas de conducirse en planes de progreso y mejora.
Hacer del liderazgo una competencia práctica supone concebirlo como una cualidad que todos podamos poner en juego y desarrollar.
El liderazgo no está asociado necesariamente a posiciones de dirección o mando. Por el contrario, es independiente del rol que se juega en la organización y está ligado antes a comportamientos que a cualidades innatas.
Hablamos, por lo tanto, de un liderazgo desprendido de connotaciones grandilocuentes y mayestáticas. Todos los días en todos los niveles de las organizaciones hay personas que lo ejercen con éxito. No están en posiciones de vértice, ni siquiera tienen delegadas funciones de dirección, no son perfectas, ni tienen cualidades singulares, pero son capaces de influir en otros con planteamientos positivos y honestos para conseguir resultados.
CONDICIONES PARA TENER ÉXITO EN LA CONSOLIDACIÓN DE MODELOS DE LIDERAZGO
No existe un patrón universal de liderazgo. El liderazgo es, en común acuerdo con la mayoría de estudiosos, académicos y “gurus”, “situacional”. No obstante, sí podemos establecer algunas condiciones para aumentar las probabilidades de éxito:
■ La forma de ejercer el liderazgo será consecuencia de los objetivos que se pretendan alcanzar.
■ El modelo, con particularidades para las distintas realidades, tendrá algunos elementos o factores siempre válidos. Todos sus componentes deberán ser congruentes y estar alineados con la cultura y los valores de la empresa.
■ Estará definido en términos de comportamientos observables. La eficacia se deriva de lo que se hace. Lo que se “es” o se “sabe” es una potencialidad que sólo se traduce en resultado cuando se pone en ejercicio a través de la acción.
■ Será susceptible de ser aprendido y arraigado en hábito para que se convierta en la forma natural de hacer las cosas.
■ La alta dirección lo trasmitirá con el ejemplo.