¿Cómo trabaja una persona feliz?

Maite Sáenz1 diciembre 20175min
Sí, se puede ser feliz en el día a día, con problemas, con conflictos, con dificultades… incluso en la enfermedad. Ágata Sancho y Luis Galindo tienen experiencia en ello y la compartieron desde el corazón en el ya tradicional Encuentro de Dirigentes de Personas 2017 de Vasalto. Ágata, Directora General Adjunta en Towers Watson, y Luis Galindo, experto internacional en inteligencia emocional y liderazgo, hicieron de esta 5ª edición una experiencia intensa y energética para un auditorio que rebasó con creces las expectativas de los organizadores. Luis Guerra, director general de Vasalto, les agradeció a todos ellos su confianza en una firma que, en sus propias palabras, se ha construido desde el ejercicio firme de sus valores.
La otra cara de la felicidad
“No decidimos los retos que nos pone la vida pero sí cómo afrontarlos, por eso y por muy difíciles que sean los días que tenemos por delante, no podemos dejar de vivirlos”. Ágata descubrió que en la adversidad también se puede encontrar alegría y contó cómo, tras serle detectado un cáncer muy agresivo en un momento de su vida de plenitud personal y profesional, encontró en su entorno, en sus amigos, su familia y también en sus compañeros de trabajo un apoyo incondicional. Convirtieron su día a día en una secuencia de detalles que Ágata vivió como preciadas dosis de energía para afrontar su nueva realidad. Y ahora, plenamente recuperada, afirma orgullosa que “después de esta experiencia vital he podido comprobar cómo una gran equipo se ha convertido en una gran familia”. Quienes pudimos escucharla vimos en ella a alguien que simplemente ha recibido lo que a buen seguro ha sembrado durante muchos años y eso es, en verdad, la esencia de un liderazgo auténtico.
Ante las dificultades: Doble de ilusión, doble de pasión
Intervino después Luis Galindo en su más puro estilo provocador. De entrada afirmó que “nadie es capaz de encontrar lo que su corazón es incapaz de ver” y retó a los presentes a preguntarse si como directivos, son capaces de ponerse la camiseta de la humildad para conocerse a sí mismos con más claridad. La ilusión es su motor de vida y reconoció, cual Emiliano Zapata con su “prefiero morir de pie que vivir arrodillado”, que “mucho más miedo que morir me da vivir resignado”. Advirtió que se puede morir un poco todos los días si se elige la resignación como compañero de viaje y a los más perezosos o aquéllos a los que les asusta ver el todo sin reparar en la suma de sus partes les animó diciendo que “no tenemos obligación de cambiar el mundo, basta con que arreglemos nuestro jardín. No somos ni superman ni superwoman pero todos tenemos una versión superior de nosotros mismos”. Y finalizó recordando lo contagiosa que es la actitud: “Lo que se siente se transmite ¡Vive tu trabajo intensamente!”.

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