Se atribuye al gran baloncestista Michael Jordan la frase “Algunas personas quieren que algo ocurra; otras sueñan con que pase. Y algunas hacen que suceda”. Esos son los verdaderos líderes. Porque si algo nos ha demostrado la historia del mundo empresarial moderno es que la transformación de una organización comienza con la transformación de quienes han de gestionar ese cambio. O al menos eso es lo que afirman los especialistas de The Bridgespan Group y de la Universidad de Boston, que han evaluado cómo se debe ejercer el liderazgo en la era digital, y qué habilidades blandas debe poseer quien ejerza dicho liderazgo, a partir de encuestas con 1.700 directivos.
Se podría pensar que una organización en proceso de cambio necesita mano firme, alguien con conocimientos digitales que aúne además visión de futuro y experiencia, y que trace una ruta sensata para recorrerla con cautela y competencia. Sin embargo, la investigación de The Bridgespan Group y de la Universidad de Boston demuestran que ninguna de estas características importa tanto como se podría pensar cuando al trazar el retrato robot del líder en transformación digital.
De hecho, el 71% de los 1.700 directivos encuestados en más de 90 países dijeron que la adaptabilidad era la cualidad de liderazgo más importante en estos tiempos.
Cambios continuos: tecnológicos y de liderazgo
La creatividad, la curiosidad y el saber gestionar la ambigüedad aparecen también como rasgos altamente deseables. Soft skills que desde luego ya no son tan soft. Aunque lo más llamativo de las respuestas es que menos de la mitad de los encuestados consideró tener las habilidades que estaba precisamente elogiando, y considera imprescindibles para encarar los cambios de la era digital.
Sea como fuere, la transformación digital no es un proceso único, ya que los cambios tecnológicos son continuos. Y no digamos en el liderazgo. De forma que estas dos instituciones bostonianas aportan seis pistas para los líderes que encaren la tarea de transformar digitalmente su empresa.
- Ser un catalizador, no un planificador. Los líderes necesitan favorecer e incluso acelerar el cambio, en lugar de planificarlo. Eso significa crear las condiciones iniciales para que la organización logre sus ambiciones y guiar a su empresa a través de un proceso de aprendizaje continuo, pivotando a lo largo del camino. El análisis instaron a los líderes a abrir sus mentes a un enfoque más experimental. Deben sentirse cómodos avanzando con información ambigua e incompleta sobre lo que sucede a su alrededor y el impacto potencial de sus acciones. Deben aprender a ver sus decisiones y acciones como hipótesis de trabajo que solo pueden validar recopilando comentarios sobre su impacto lo más rápido posible.
- Confiando y dejándose llevar. En el mundo actual, la capacidad de orquestar la acción colectiva (esto es, la creación conjunta, en lugar de la dirección de arriba hacia abajo) nunca ha sido tan relevante. Liderar en la era digital es un ejercicio de confianza. Se trata de invitar a los empleados a participar en la toma de decisiones y originar una cultura que haga que las personas se sientan lo suficientemente seguras como para asumir riesgos y actuar en nombre de los intereses de la organización. ¿Cómo? Distribuyendo la autoridad, apoyándose en los demás, encontrando y potenciando el talento, y por último, construyendo asiciaciones.
- Siendo un explorador. Con tanto cambio a su alrededor, los líderes deben sentir curiosidad, buscar de forma incansable. Dejar la oficina y no “vivir en una burbuja”. Pero al mismo tiempo, deben tener la humildad de hacer preguntas y aprender de expertos internos y nativos digitales en diferentes niveles de la organización. En una palabra, los líderes deben estar lo suficientemente familiarizados con las tecnologías emergentes para hacer las preguntas correctas sobre oportunidades, riesgos y zonas de peligro legal y ético, y establecer las condiciones límite para guiar el despliegue de herramientas y datos digitales.
- Demostrando valentía. Los líderes deben aprender a experimentar y vivir cambios ellos mismos para que sus organizaciones prosperen. Para sentirse cómodo con los errores inevitables y las hipótesis no confirmadas de la experimentación, los líderes necesitan una nueva actitud hacia el riesgo. Eludir oportunidades solo para evitar el fracaso es quizá la posición más peligrosa a adoptar en la economía digital. En un mundo en rápida evolución, con más riesgos que nunca, los directivos necesitan coraje para hacer grandes apuestas. Deben pasar de tratar de tener todas las respuestas a sentirse cómodos sintiéndose incómodos.
- Estando presente. Comprometidos emocionalmente y comunicándose de manera abierta y auténtica. Por eso, deben tener las siguientes características: empatía, para supervisar el estrés y la ansiedad de los empleados e intentar prevenir la sobrecarga y el agotamiento; vulnerabilidad, para sentirse cómodos con las interacciones cargadas de emociones, no solamente con los empleados, sino también con los clientes y proveedores; experiencia en la narrativa, porque la comunicación transparente y las conversaciones auténticas contribuyen en gran medida a involucrar a los empleados y fomentar sentimiento de pertenencia; y consciencia de sí mismos, para crear un espacio para el slow thinking en un mundo que se mueve a gran velocidad.
- Viviendo los valores con convicción. Muchos empleados se resistirán a cambiar su mentalidad, comportamiento y habilidades a menos que aprecien el valor de hacerlo; los líderes deben tener claro no solo lo que están haciendo, sino también por qué lo están haciendo. Es un equilibrio complicado: por un lado, necesitan agilidad y coraje para adaptarse a las circunstancias que se desarrollan, pero también necesitan determinación y disciplina para llevar a una empresa hacia la madurez digital. La única respuesta razonable a los cambios de la digitalización es que los líderes adopten una mentalidad de aprendizaje y muestren generosidad hacia otras personas y hacia ellos mismos.
