Durante los últimos años, las organizaciones se están empezando a dar cuenta de este ciclo, lo que ha conllevado que un seguido de decisiones sean tomadas con el objetivo de conservar el talento en la propia empresa antes de que los trabajadores decidan irse de forma prematura. De este modo, las firmas pueden conseguir un equipo de profesionales caracterizado por la intergeneracionalidad, donde las personas que lo forman son capaces de ayudarse entre ellas. Pero, sobre todo, para afrontar estos retos es necesario tener la mente abierta, ágil y la voluntad de probar cosas nuevas.
El reverse mentoring, una práctica sin grandes presupuestos
Una manera efectiva de empezar a trabajar de forma intergeneracional es la implementación del concepto reverse mentoring. Este es un fenómeno relativamente nuevo donde se le da la vuelta a la idea tradicional de mentorizar. En este caso, son los seniors y los trabajadores más mayores los que son formados por los millennials y la Generación Z. El novedoso concepto refuerza la idea de estar constantemente aprendiendo, apostar por la diversidad y promover el desarrollo de habilidades.
Adoptar esta cultura fomenta un espacio donde todas las generaciones pueden aprender y compartir sus experiencias. Los millennials y la Generación Z tienen una mente adaptada a los ordenadores y a la tecnología. Es más, son capaces de aprender e implementarla para, más tarde, añadir la capacidad humana y así poder potenciar la creatividad. Esta práctica es relativamente fácil de efectuar y no requiere de un gran presupuesto.
La confianza, indispensable para prosperar
El factor más crucial de esta tendencia es que las dos partes se deben implicar en las sesiones de aprendizaje desde una relación basada en la confianza. Es decir, tanto las generaciones más jóvenes como las mayores, deben poder expresar sus pensamientos y dudas de forma totalmente libre, así como asistir a las sesiones con la mente completamente abierta.
Este proceso, sin embargo, no solo beneficia al personal senior, sino que también aporta a los jóvenes la oportunidad de poder trabajar codo con codo con un líder. De este modo, las nuevas generaciones pueden desarrollar una actitud de liderazgo, adaptar sus habilidades comunicativas y aumentar su confianza. Al combinar el conocimiento de un júnior y un senior, puede resultar innovador y beneficioso para la organización.