Los avances, sociales y tecnológicos, han logrado que el trabajo sea más accesible que nunca para las personas con discapacidad. Y las empresas, sobre todo de un tiempo a esta parte, sueñan con ser inclusivas y diversas; al menos en su discurso. Sin embargo, las estadísticas siguen en contra de los más vulnerables: 3 de cada 4 personas con discapacidad en edad de trabajar no encuentra empleo. Las razones son de muy diversa índole, pero lo cierto es que este colectivo es muy consciente de ellas: un 29% considera que no lo encuentra por las características actuales del mercado laboral, y entiende que encontrar empleo es difícil para cualquier persona; sin embargo, otro 23% indica que es debido a su condición. Casi 200.000 (24%) afirman que no han trabajado nunca por su discapacidad. A buen seguro, a una parte importante de ellos, en realidad nadie les brindó nunca la oportunidad de trabajar, por lo que nuestra sociedad está desperdiciando el enorme talento que muchas personas con discapacidad tienen que ofrecer.
¿Los principales índices de perspectivas de empleo hablan de la creación de cerca de un millón de puestos de trabajo antes de mediados de esta década. ¿No es el momento de impulsar un empleo de calidad, diverso e inclusivo, que aproveche todo el talento, donde quiera que abunde, contando también con las personas con discapacidad?
La importancia del empleo en las sociedades modernas trasciende a la necesidad de cubrir los requerimientos básicos de la vida diaria, hay notables elementos imbricados culturalmente que contribuyen a la plena inclusión social y profesional. Sin embargo, hay colectivos de nuestra sociedad que no disfrutan plenamente del derecho al empleo y conviven de manera permanente con la discriminación en el acceso a los distintos ámbitos de participación, incluido el profesional. Como le sucede a los 1,58 millones de personas con discapacidad en edad laboral, tal y como señala la última de Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) hecha pública por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Ningún colectivo debería quedar fuera
Este es el motivo que ha llevado a Human Age Institute, la fundación de ManpowerGroup, y Fundación ONCE a firmar una alianza para tratar de acelerar la inclusión de las personas más vulnerables en el mercado del empleo a través de esfuerzos, primero de formación y después de sensibilización a las empresas. Así, ambas organizaciones pretenden impulsar un empleo de calidad, diverso e inclusivo.
Y es que en España, tan solo el 25% de las personas con discapacidad en edad laboral tienen un empleo. Una tasa a todas luces insuficiente y muy lejos de la mostrada por las personas sin ella (64% según el INE). A pesar de la demanda de profesionales prevista para el binomio 2022-2023, este indicador evidencia la citada discriminación y coincide con la percepción de los propios miembros de este colectivo.
Es necesaria la puesta en marcha de políticas e iniciativas que mejoren sus perfiles profesionales de manera que posibiliten su plena inclusión laboral y social. Identificando oportunidades de empleo, desarrollando cursos de formación que atiendan a la demanda, y llevando a cabo acciones de sensibilización.
Es necesaria la colaboración entre el tercer sector y las empresas que componen el tejido productivo, para avanzar en la integración laboral de las personas con discapacidad, aportando su conocimiento de las necesidades de la realidad empresarial. A través del empleo es como se pueden reducir las desigualdades sociales.
Romper prejuicios y barreras
Hay que apostar por romper barreras y prejuicios, como los miedos sobre los costes en adaptación de puestos, cuando tan solo el 12% de estos ha requerido adaptaciones; y otros estereotipos como su relegación a determinados perfiles profesionales: un 30% en ocupaciones elementales y tan solo un 7% de técnicos y profesionales científicos e intelectuales o un 4% de directores o gerentes.
Todas estas cuestiones lastran claramente las posibilidades del colectivo en un mercado laboral tan competitivo, en el que además la brecha digital y las barreras en el acceso a la formación no harán más que acrecentar la exclusión laboral y vetar el acceso a las enormes oportunidades de empleabilidad que ofrece el ámbito tecnológico. Fundación ONCE lleva trabajando por ofrecer oportunidades de formación y empleo en este ámbito desde hace años, y cuenta con el Programa Por Talento Digital, que en el último año 2021 permitió prepararse a más de 5.300 personas con discapacidad.
Y este es el momento. Pues hay una notable oportunidad para el mercado del empleo de incorporar más talento y diversidad. La tasa de desempleo entre personas con discapacidad es alarmantemente alta, pero pasa inadvertida. No podemos permitirnos como sociedad desperdiciar esta fuente de talento que representa un grupo social que, no nos olvidemos, representa el 9,5% de la población
Por eso, las organizaciones del tercer sector no pueden reducir en lo más mínimo su esfuerzo para ayudar a encontrar empleos dignos a este importantísimo grupo de población a través de servicios de empleo especializados, así como en poner en valor su talento ante las empresas y reclamar ante los poderes públicos los marcos normativos y apoyos necesarios para no dejar a nadie atrás, teniendo en cuenta la enorme diversidad de perfiles, necesidades y situaciones que encontramos en un ejercicio de análisis pormenorizado del colectivo que nos ocupa.
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