Pautas para un nuevo liderazgo: eficaz, comprometido y con propósito

Jaime Rodríguez13 abril 20229min

Dos consultorías, la sueca BTS y la española Watch&Act, han coincidido estos días al señalar lo que consideran factores clave del nuevo liderazgo. Ambas coinciden en que los verdaderos días empresariales recurren cada vez más al propósito como palanca de atracción de talento y faro ante la incertidumbre, y en que un liderazgo eficaz y comprometido con las personas puede llegar a duplicar la rentabilidad de la organización. Veamos cuáles son las conclusiones que extraen a partir de este punto de partida.

Los acontecimientos que han sacudido al mundo estos últimos tiempos parecen haber modificado para siempre el esquema de valores de la sociedad y la relación de las personas con su trabajo. La percepción de fragilidad, inestabilidad e incertidumbre ha acelerado cambios importantes en las expectativas del empleado, especialmente en el talento más joven.

Tantos cambios descolocan a las empresas y sus líderes, que a menudo encuentran dificultades para empatizar con sus personas y manejar sus códigos y claves interpretativas.

Esto está provocando que empresas y directivos se aferren cada vez más al propósito y al compromiso como referencia de liderazgo. Pues ambos acuden como brújula para proporcionar rumbo a conciencias y estrategias empresariales en un momento donde nada parece durar para siempre.

Liderazgo con propósito

Para la consultoría sueca BTS, especializada en generar impacto en el lado humano de las organizaciones, existen cada vez más compañías que animan a sus trabajadores a reflexionar, autoevaluarse y descubrir sus propios propósitos; y lo que es más importante, a alinearlos con el propósito de la organización. Y reúne cinco cambios irreversibles de paradigma en el momento actual que deben guiar a las empresas y a sus personas hacia un nuevo modelo de liderazgo con propósito.

    1. De las habilidades efímeras a los valores inmutables.
      Uno de los principios que empresas y líderes están asumiendo es el carácter cada vez más efímero de los conocimientos y habilidades que necesitan. Ante esto, los líderes con propósito se guían a sí mismos y a su equipo para hacer aflorar valores, actitudes y comportamientos mucho más estables e inmutables, como conducta para afrontar el desafío de la inestabilidad. Por ejemplo, el principio de superación dota a los directivos de una actitud abierta al aprendizaje continuo como clave de comportamiento.
    2. De la soledad del líder “superior”, al guía conectado.
      Debido a la velocidad a la que evoluciona la demanda de conocimiento, los líderes actuales tienen dificultades para sostener su autoridad como expertos en todas las disciplinas. “El líder con propósito no persigue siempre dictar qué y cómo debe hacerse, sino activar palancas que motivan a los empleados y ayudarles desde un papel de colaborador. Tiende a romper modelos jerárquicos para acompañarles en procesos de aprendizaje, en lugar de impartir lecciones”, explica Ignacio Mazo, responsable de Liderazgo y Coaching de BTS para el Sur de Europa y Latinoamérica.
    3. De la batalla por el talento a la elección del adecuado.
      Como consecuencia de todo lo anterior, el líder con propósito es más intuitivo, está más interesado en el lado humano, y es más consciente de los valores que guían y motivan a las personas. Un cambio de mentalidad que proporciona una nueva dimensión a los procesos de selección y criterios de evaluación del rendimiento. Según Ignacio Mazo, “si el propósito de la organización está alineado con el equipo, se construye una relación más duradera y productiva, ya que el proyecto resulta más enriquecedor y motivador”.
    4. Del enfoque a corto plazo a la perspectiva.
      La irrupción constante de elementos imprevisibles conduce de modo inevitable a los líderes a esquemas de pensamiento más orientados al corto plazo, para evitar reorientarse y reconstruirse constantemente. El liderazgo con propósito pretende dotar de perspectiva y rumbo incluso a la planificación cortoplacista, persiguiendo un objetivo que, aunque no siempre es alcanzable materialmente, supone una guía motivacional.
    5. De la reactividad a la resiliencia.
      Los líderes con propósito son más resilientes, ya que por lo general están más capacitados para desbloquear momentos de indecisión, aportando claridad interna en circunstancias con poca claridad externa.
Arremangarse sí, pero con las riendas

Las empresas son pequeños ecosistemas en constante transformación que evolucionan al mismo ritmo que lo hace la sociedad. Y al tiempo que avanzamos hacia una sociedad y una economía más centradas en las personas, también las organizaciones están viviendo un proceso de humanización. En este contexto, se imponen nuevos modelos de liderazgo más emocionales que fomentan el empoderamiento de los equipos y cultivan el compromiso y la motivación de los empleados.

La consultoría española Watch&Act, especializada en procesos de transformación empresarial, analiza cada seis meses la evolución de los comportamientos de los líderes que consiguen los mejores resultados en sus equipos. Según los datos de marzo de 2022, basados en el estudio de más de 1.800 líderes de equipos que gestionan de forma directa a más de 36.000 personas, existen cuatro factores clave que en la actualidad caracterizan al buen líder:

    • Exigencia. Los equipos conceden gran importancia a que sus jefes fijen objetivos altos, exigentes, retadores, que requieran esfuerzo y preparación, pero garanticen el crecimiento de la compañía. La concentración en ese esfuerzo produce un mayor nivel de energía, muy positivo para superar situaciones de crisis permanente, como la actual.
    • Entusiasmo. La actitud entusiasta es contagiosa y genera vitalidad, y la pasión por lo que se quiere conseguir permite hacer frente a las incertidumbres, adversidades e imprevistos que se encuentran en el camino hacia los objetivos a alcanzar. Todo ello nace de la parte más emocional de la persona, es aspiracional y reflejo de su autoestima.
    • Credibilidad. El líder que inspira confianza tiene la capacidad de conquistar el respeto de los demás, y eso se consigue con paso firme y transparencia. Él como nadie debe representar la honestidad, la prudencia, el compromiso y el conocimiento, valores que provocan actitudes positivas para conseguir resultados y alcanzar los objetivos.
    • Ejecución. Un buen jefe de equipo está dentro del equipo, forma un todo con él y se remanga como el resto de sus miembros, pero manteniendo firmes las riendas y moviéndose con seguridad entre lo estratégico y lo táctico. No siempre hay tiempo para buscar consensos y mayorías, por lo que la confianza en las capacidades del líder es crucial.

Según Watch&Act, un liderazgo basado en estos factores consigue que en su organización haya un 62% menos de rotaciones no deseadas, un 91% menos de absentismo, un 262% más en alcance de los objetivos y un 49% de superación del net promoter score (NPS), que mide la fidelidad de los clientes basándose en las recomendaciones.

A partir de estos datos, el resultado es que un buen líder puede llegar a duplicar la rentabilidad de la compañía. “El contexto empresarial ha cambiado. Sin duda, los nuevos modelos de liderazgo no deberán pasar por alto estas tendencias”, concluye Luis Fernando Rodríguez, CEO de Watch&Act.

Imagen: 123RF


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