De entre todas las virtudes del ser humano hay una derivada del pensamiento positivo respecto al futuro a la que no siempre se le ha hecho justicia y que es fundamental, no sólo para salir de los baches o simas en los que caemos, sino para fabricar nuestro mejor futuro posible, poniendo en juego todas nuestras capacidades, energía, compromiso y tiempo en alcanzarlo. Esta virtud no es otra que el optimismo, la optitud que ejecuta nuestros planes de vida.
Llevamos muchos años, quizás demasiados, en los que estamos siendo bombardeados continuamente por afirmaciones tomadas como cuasi verdades absolutas e indiscutibles por los que las pronuncian, y que lo único que generan es indefensión aprendida -un ejemplo lo tenéis en este vídeo -, abatimiento y desesperanza. Más de 100 años en los que sólo hemos estudiado los males que azotan la mente humana, y otros tanto difundiendo noticias negativas. Porcentajes estudiados arrojan la alarmante cifra del 85% de énfasis en aspectos negativos de la vida humana. Hasta el Dalai Lama lo dice en uno de sus vídeos.
Tales atribuciones negativas, muchas de ellas sin ninguna base científica, nos quitan el aliento y nos animan a rendirnos mientras recibimos las descargas. El concepto de indefensión aprendida, así como el experimento, lo tenéis en este vídeo. Este bombardeo continuo y falaz nos conduce a la sima de la depresión y es contrario a la vida. Siempre que se produce una revolución en el “statu quo“ del área del conocimiento que se trate, hay detractores que reaccionan de manera furibunda y pasional contra ella. Como reacción pasional, y siendo esta puramente emocional, se descuidan aspectos científicos racionales y demostrados continuamente en los últimos 25 años. Se mezclan conceptos, se vende humo revestido de pátina intelectual, científica y racional. Nada más lejos de la realidad. Si tienes tiempo, te recomiendo leas este artículo del Presidente de la IPPA, que por primera vez es un Español, Carmelo Vázquez.