Luces y sombras de la semana laboral de cuatro días

Jaime Rodríguez3 marzo 20225min

Los partidos que integran la coalición gobernante en Bélgica pactaron, hace apenas un mes, llevar adelante una reforma laboral que tiene como medida más llamativa la concentración del trabajo en semanas de cuatro días laborales. La medida busca una mejor conciliación de la vida laboral y familiar, y da la posibilidad de que el empleado opte por trabajar de lunes a jueves (o de martes a viernes), sin que esto suponga una reducción de las horas que se trabajan semanalmente. ¿Estarían las empresas españolas preparadas para semejante cambio? Lo primero será ver pros y contras, y dejar clara su definición.

Cualquier trabajador nacido en el siglo pasado no ha conocido otra semana laboral que no transcurriese de lunes a viernes. Y a veces, bien entrada la tarde de este último, si no llegó a conocer las jornadas matinales de los sábados. Sin embargo, a medida que las empresas se esfuerzan por mejorar la experiencia del empleado, no pocas podrían estar ya preparadas incluso para una semana laboral un día más corta.

Al fin y al cabo, los viernes solo se trabaja mayoritariamente por las mañanas, y eso cuando no se dedica la jornada –a menudo casual– a pequeñas reuniones para planificar la siguiente o para repasar el cumplimiento de los objetivos.

Ventajas las hay

Y es que los defensores del modelo de semana de cuatro días laborales, como el que pronto va a instaurarse en el corazón del Viejo Continente, aseguran que aumenta la productividad, reduce el agotamiento y ayuda a retener al mejor talento. De modo que si todo parecen ventajas (empleados más contentos y accionistas más satisfechos), ¿cuál es la pega –si la hay– para que el ejemplo belga no cunda entre vecinos comunitarios, incluidos los más meridionales, como nosotros?

Comencemos por conocer las ventajas que argumentan quienes se muestran a favor:

  • Mayor productividad. Suena contradictorio, pero al perecer una semana laboral más corta ayuda a autoeliminar lo superfluo y concentrarse en hacer más cosas. Microsoft ha probado el modelo con 2.300 trabajadores y asegura que la productividad aumenta en casi un 40%.
  • Equilibrio entre trabajo y vida personal. Ayudar a los empleados a conciliar es clave para evitar la rotación y favorecer la permanencia del talento. Pues la mejor en el equilibrio entre ambas facetas hace que las plantillas aseguren sentirse menos estresados y con más energía.
  • Menores costes generales. Permanecer en las instalaciones de la empresa más tiempo del necesario genera costes para tu organización. Hablamos de una reducción del 20% en la factura eléctrica al cambiar a una semana de cuatro días laborales. Y eso es mucho dinero.
  • Disminución de la huella de carbono. Con una semana laboral de cuatro días, los empleados tienen que desplazarse menos, lo que ayuda a que la empresa sea más sostenible ahorrando además en gasolina, costes de transporte público y mantenimiento de vehículos.
Semanas de cuatro días laborales

Y ahora, junto a las ventajas, los retos. En especial para el área de Personas, pues se trata de administrar el cumplimiento de las tareas por horas. Porque, podría haber preocupaciones sobre cómo se compensa a las personas, e incluso preguntas sobre cómo se realiza la planificación del personal para garantizar la cobertura adecuada.

Hay ciertas actividades y sectores que no se prestan a una semana laboral más corta. Las industrias que dependen en gran medida de la recepción y envío de mercancías lo tienen complicado, especialmente cuando se trata de plazos cortos. Y aquellas empresas que poseen un servicio al cliente en tiempo real también pueden tener dificultades para adaptarse a una semana laboral más corta.

Dependiendo de a quién le pregunte, una semana laboral de cuatro días puede significar cosas diferentes. ¿Significa que la empresa va a reducir la cantidad total de horas de trabajo de una semana, o que la empresa espera que los empleados trabajen la misma cantidad de horas por semana en solo cuatro días? Es decir, que el debate es si se precisan realmente 40 horas de trabajo semanal, o pueden acortarse.

Decidirse por cualquiera de ambos enfoques dependerá de cada modelo de negocio. El problema podría estar también en el pago de horas extra, si se llega a tener que trabajar más de 8 horas de lunes a jueves, y ese es el límite recogido para este tipo de pagos adicionales.


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