Los tres vértices de la retroalimentación eficaz

Mercedes Oriol Vico10 noviembre 20227min

En el plano espiritual, el triángulo equilátero está considerado como la proporción divina; desde el punto de vista meramente matemático, se trata de la más pura manifestación del equilibrio. Leonardo Da Vinci así lo plasmó en una de las posiciones de su «Hombre de Vitruvio», en el siglo XV, donde vemos que si una persona separa las piernas hasta disminuir su altura en un 1/14, y estira sus brazos, subiéndolos hasta situar los dedos en el mismo margen de la altura de su cabeza, el centro geométrico de la figura humana se situará en el ombligo, formando un triángulo de lados exactamente iguales.*

Estas proporciones áureas marcan una extraordinaria base para determinar los vértices claves de toda organización y llevar a la práctica una retroalimentación constructiva capaz de dirigir una empresa y a su plantilla hacia la excelencia. Sin duda, hoy en día, el liderazgo ejecutivo tiene por delante una cantidad ingente de desafíos, siendo uno de ellos clave, fundamental, imprescindible: la gestión eficaz de las personas. Porque sin personas, no hay entidad que valga.

Para ello, el sabio refranero nos da una pista una vez más, puesto que para mejorar, no hay nada que no pase por «ponerse en los zapatos del otro». Y es que, también desde los más altos niveles en los negocios -aún más si cabe- es necesario el desarrollo de la empatía y la identificación de necesidades, desde la perspectiva de las otras personas. De hecho, la ciencia del comportamiento, la psicología positiva y la neurociencia apuestan por fortalecer habilidades que nos hagan capaces de dar y recibir feedback de manera constructiva para aplicar mejoras en nuestro día a día y optimizar el rendimiento en el trabajo.

A través de dinámicas fundamentadas en un sistema de retroalimentación en triángulo, en el que los vértices vayan del «yo» ejecutivo, al «nosotros» equipo y al «tú» trabajador, las empresas pueden crear estructuras efectivas que ayuden a los equipos directivos a conocer todo lo que deben gestionar, a través del diálogo constante con sus plantillas.

En el ámbito laboral, estas sanas conversaciones son mejor recibidas por los trabajadores siempre que sus superiores las realicen razonada, sincera y proporcionadamente, y tengan en cuenta que es mejor acercarse a las personas de su equipo con comentarios positivos (en una proporción de cuatro a uno) para que les escuchen y asuman las aportaciones de forma productiva. Además, cuando un superior muestra sus debilidades y deficiencias y las afronta con honestidad y humildad ante sus empleados, genera confianza en su equipo y aumenta las posibilidades de cercanía y de que su feedback cale y construya. Sin olvidarse de la escucha activa que abra los siempre enriquecedores debates y discusiones con sus empleados.

El ‘tres en uno’ o el ‘uno para todos y todos para uno’

Este tipo de sistemas, que deben estar totalmente imbricados en la estrategia y acciones de comunicación interna de las organizaciones, abarca tres fases que tocan directamente los tres vértices expuestos para la retroalimentación. Con este modelo, podremos averiguar cómo contribuye cada parte al equipo, cómo perfeccionar el trabajo en equipo y cómo puede cada elemento ayudar a que el equipo sea más eficaz.

  • «Yo» ejecutivo: Los ejecutivos son los primeros que tienen la responsabilidad de analizar el propio papel que desempeñan en el equipo. Para facilitar esta reflexión e identificar lo que aporta su rol, pueden plantearse preguntas como las siguientes:
    • ¿Qué comportamientos quiero mejorar para ser un líder más eficaz?
    • ¿De qué manera puedo ayudar a mi equipo para ser más eficaz?
    • ¿Con qué rasgos íntimos y vulnerabilidades puedo acercarme a mi equipo para ofrecerle mayor confianza?
  • «Nosotros» equipo: El superior debe trasladar, de manera constructiva y concreta, sus reflexiones al equipo y retroalimentarse con las opiniones y necesidades de sus empleados que enriquezcan el beneficio del grupo:
    • ¿Cuáles son los aspectos que ya funcionan en el equipo?
    • ¿Qué podemos hacer entre todos para ser más eficaces?
    • ¿Qué comportamientos querrías ver, en mayor o menor frecuencia, en el equipo?
  • «Tú» trabajador: Es el momento en el que el ejecutivo tiene que transmitir la retroalimentación a los demás integrantes del equipo, de la manera más profesional y productiva, con un lenguaje que no sea ofensivo en ningún momento y que no se considere que atañe «a lo personal».
    • Frases como «lo que aprecio de ti es…», «podrías cambiar X faceta para aportar aún más eficiencia al equipo» o «puede ser más eficaz si…» son apoyos para lograr los objetivos en un marco de confianza y respeto que fortalezca el compromiso.

Este método de los tres vértices para la retroalimentación eficaz requiere de una dedicación especial, cocinada con tiempo y esfuerzo. Una entrega e inversión que beneficiará a cada parte del triángulo y que, indiscutiblemente, favorecerá el éxito de toda la organización.

 

*Texto basado en el artículo «A Framework For Effective Feedback: Moving From “I” To “We” To “You», de David Michels, publicado en Forbes.

Foto de Nidhi Bhat en Unsplash


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