Los problemas de RR.HH. no son del planeta de RR.HH.

Por Maite Sáenz, directora de ORH.- Recientemente he escuchado un podcast de Josh Bersin en el que habla de la necesaria visión sistémica que necesita recursos humanos para entender primero y gestionar después los muchos, variados y complejos retos que tiene ante sí. No le quito la razón ni osaría, pero sí que me atrevo a matizarla: no sólo recursos humanos sino toda la organización ha de empezar a pensar como un sistema complejo. Atrás debería quedar la endogamia que caracteriza a cada una de las funciones corporativas que se retroalimentan en espacios pensados por y para ellos y que ejemplifican en los comités de dirección una entente cordiale desigual y muchas veces alentada por el propio CEO.

Las organizaciones, como la economía, la sociedad y la vida misma, son sistemas complejos que cada vez se complican más. Son como los icebergs famosos: las conexiones conocidas no nos dan la radiografía completa de las redes por las que discurren las desconocidas. En un único problema pueden confluir cada vez más desencadenantes y no precisamente relacionados con la naturaleza “temática” de dicho problema. Pensemos, por ejemplo, en una cuestión de pocas ventas en un equipo comercial: ¿es un problema de funcionalidad o diseño de producto, de los tiempos de entrega, del soporte técnico? ¿Tiene que ver la motivación de sus miembros o es una cuestión de capacitación, de reconocimiento, de compensación, de liderazgo? ¿O es el perfil, sus expectativas o incluso influye la tipología de contrato laboral? Ampliemos el zoom y preguntémonos si el esquema se repite en otros equipos comerciales en, por ejemplo, otras localizaciones. ¿Hay otros focos del incendio que hagan del problema una cuestión de cultura?

Dice Bersin que puesto que todos los problemas con los que recursos humanos tiene que lidiar ahora tienen que ver con soluciones multidisciplinares, el departamento en cuestión ha de estructurarse con mentalidad sistémica y multidisciplinar también. Ok, se lo compro. Pero todos los demás han de hacer lo mismo. ¿O acaso los problemas de RR.HH. son del planeta de RR.HH.?

El esfuerzo de adaptación tiene que ser coordinado. La digitalización, el dato, la inteligencia artificial… ha entrado en la vida corporativa para facilitar el trabajo revolucionándolo primero. Pero también lo han hecho otras cuestiones nada baladíes como el impacto de la geopolítica en los mercados, o el compliance en vena que se ha instalado en el core de los procesos, o la transición energética que ha puesto patas arriba precios, negocios y perfiles profesionales.

La gestión de personas ha alcanzado un nivel de complejidad máximo porque los efectos de todo ello no se traducen en retos de personas y en retos de negocio, no; no se traducen, porque eso significaría dejar las cosas como están y que negocio hablara su negocio y personas el suyo. En realidad los retos han de afrontarse hablándose en un único idioma: el de las personas-negocio. Si a todo ello le añadimos las mil y una modas que se cruzan para, con más o menos fundamento, embellecer la reputación corporativa, tenemos una gesta épica que necesita de un nuevo Caballo de Troya.

La inteligencia colectiva no fluye en los reinos de taifas y sin ella, escalar el pensamiento sistémico como atributo corporativo se me antoja imposible. Y no, lograrlo no es sólo responsabilidad de “los de recursos humanos” por mucho que el L&D corporativo esté en su tejado 😉.