No te confundas. A menudo, los libros y las conferencias de los grandes gurús del management –incluidos los españoles, por supuesto– describen a los líderes como personas con fuerte autoestima y confianza; profesionales carismáticos y altamente persuasivos. Y sin embargo, un par de estudios recientes señalan que la humildad no solo es también un rasgo de liderazgo, sino que además es clave a la hora de elevar inconscientemente el rendimiento de sus empleados. Y lo mejor de todo es que, tal y como te estabas preguntando, la modestia se aprende y la cercanía se puede practicar (y se mejora, con el tiempo).
Un estudio reciente, del Centro para la Excelencia en el Lugar de Trabajo de la Universidad del Sur de Australia, realizó hizo un seguimiento de 120 equipos de trabajo, con un total de 495 miembros. Y los autores del mismo concluyen que «aquellos líderes que demuestran modestia, a través de la autoconciencia de su papel, alabando las fortalezas y contribuciones de los demás, y estando abiertos a la retroalimentación logran resultados que inciden positivamente en el trabajo y frenan las influencias negativas».
Necesitamos líderes modestos (y cercanos)
Por lo que los investigadores definen esa humildad como la actitud caracterizada por una conciencia de sí mismos y de su labor, una muestra evidente de aprecio por los demás y un énfasis en la cultura de aprendizaje. “Que en los líderes cercanos se demuestra a través de una comunicación abierta, escuchando bien, elogiando el trabajo bien hecho, valorando las habilidades de cada miembro del equipo y dándose cuenta de que ellos, como líderes, no son infalibles”, apunta Chad Chiu, investigador principal del estudio.
Vale. Hablamos de un gran descubrimiento, o solo de algo evidente. No pocos expertos en gestión empresarial apoyan estas conclusiones. Y es que, en una era de desconexión, mayor carga de trabajo y agotamiento creciente, es esencial cntar con líderes que muestren empatía y mantengan elevado el nivel de moral del equipo. Necesitamos líderes al mando que admitan que no tienen todas las respuestas, y que a veces cometen errores.
Entre muchos otros cambios, la pandemia vivida y el cambio al trabajo de forma remota han destapado una mayor necesidad de humildad en el liderazgo.
“La investigación demuestra que el liderazgo humilde funciona”, razona Melody Wilding, coach ejecutiva, que imparte clases de comportamiento humano y psicología a nivel de posgrado en la Escuela Silberman de Trabajo Social en el neoyorkino Hunter College. “Los líderes conscientes de sí mismos no solo son más efectivos, sino que también tienen un impacto en el resultado final: sus empresas tienden a tener resultados visiblemente mejores”.
La humildad se puede aprender
Los altos niveles de confianza también se traducen en un mejor compromiso. Cuando los líderes confían en sus empleados, y les dan más control sobre su trabajo, sus equipos tienden a reportar un 75 % menos de estrés, un 50 % más de productividad y un 40 % menos de agotamiento. Al menos, según otra investigación, de Paul J. Zak, profesor de Ciencias Económicas, Psicología y Administración de Empresas en Claremont Graduate University.
Los grandes líderes encuentran ese punto óptimo entre aprovechar sus destrezas con confianza, mientras buscan siempre formas de crecer y mejorar.
- Pues bien, lo mejor de todo es que un buen número de expertos en Recursos Humanos sostienen que la modestia, la humildad se puede aprender; aunque no sin una advertencia: ser consciente de sí mismo es clave. Requiere:
- Mantener el equilibrio. Dicho de otro modo, no pensar demasiado o muy poco en uno mismo. Demasiado, parece uno arrogante, y pierde su curiosidad. Muy poco, y se corre el riesgo de que el miedo y la duda permitan aprovechar las habilidades y oportunidades.
- Comprometerse con los empleados. El fundador de El Corte Inglés, Ramón Areces, uno de los líderes empresariales españoles más exitosos del siglo XX, se aseguraba de recordar los nombres de todos sus empleados. El simple hecho de recordarlos fue suficiente para convencerlo de que cada empleado tenía un papel importante que desempeñar en su cadena de grandes almacenes.
- Admitir los errores. Tanto los empleados como los clientes buscan directivos que tengan confianza en sus acciones, pero que estén dispuestos a admitir errores y hacer concesiones cuando se equivocan. Y que sepan aprender de ellos, claro está.
Fuente: SHRM.