No todo es catastrofismo en torno a la inteligencia artificial. Un reciente estudio del MIT, recogido por Josh Bersin en su blog, ha analizado el impacto de ChatGPT en la productividad de los trabajadores de cuello blanco y los resultados son, cuando menos, tranquilizadores.
La investigación ha testado el rendimiento de 444 trabajadores “de cuello blanco” especializados en la redacción de textos relacionados con el marketing, el análisis de datos y la gestión de recursos humanos. A tal efecto, los ha dividido en dos subgrupos, uno con ChatGPT como compañero de trabajo y otro con su dinámica habitual.
A los dos se les asignaron las mismas tareas, consideradas representativas de su área funcional, y las desempeñaron durante 20-minutos. Después, evaluadores expertos en dichas tareas calificaron su desempeño examinando los siguientes ítems:
- la velocidad de los resultados,
- la calidad de los resultados y
- el papel real que desempeñó ChatGPT; esto es, si reemplazó, aumentó o confundió el trabajo.
El resultado de su calificación fue el siguiente:
- El grupo que utilizó ChatGPT fue un 37% más rápido en completar las tareas (17 minutos vs. 27 minutos) con calificaciones aproximadamente similares (nivel de calidad).
- A medida que los trabajadores repetían sus tareas para mejorar, la calidad de los grupos de ChatGPT aumentaba significativamente más rápido. Como explica Bersin, “ChatGPT logró acelerar el trabajo sin sacrificar la calidad y luego facilitó la mejora rápida del trabajo utilizando la herramienta”.
El experimento no acabó ahí ya que los evaluadores les pidieron a los participantes de ambos grupos que iteraran su trabajo para mejorar la calidad, y una vez más el grupo de ChatGPT superó a sus compañeros.
El gráfico siguiente muestra que el equipo que se apoyaba en IA obtuvo una calidad inicialmente más alta y que después de varias iteraciones los dos grupos comienzan a acercarse. Lo verdaderamente llamativo es que el 68% del grupo de ChatGPT presentó resultados de solo una consulta, lo que significa que la IA les ayudó a reducir drásticamente el esfuerzo sin necesidad de iterar demasiado.
Preguntados por la utilización que hacían de la herramienta, apuntaron que les ayudaba a reducir el proceso de generación de ideas y la creación del borrador inicial, y que también les fue útil para acelerar el proceso de edición final. Y consultados sobre el valor de la IA y la disposición a pagar por utilizar la herramienta, los encuestados que utilizaron ChatGPT afirmaron estar dispuestos a pagar una tarifa mensual del 0,5% de su salario para acceder a ella (casi $500 para un salario de $100,000 al año).
Como bien explica Josh Bersin, la investigación aún no ha sido revisado por pares pero ya apunta maneras de la relación que se puede establecer con la IA generativa como compañero de trabajo. Ella aprende cuanto más se utiliza y los humanos… también.
