En los últimos años muchos empleados han tenido que trasladar su residencia a otros países con el objetivo de liderar proyectos empresariales en nuevos mercados de interés para las compañías. Este cambio supone un reto para cualquier trabajador, ya que debe adaptarse a nuevas culturas, entornos y factores ambientales que van a condicionar su nueva vida. Precisamente, este último punto sobre los factores ambientales es en el que me gustaría centrarme en las próximas líneas.
Recientemente hemos visto varios casos de epidemias a nivel mundial de virus como el ébola, el dengue o el zika, que ponen en riesgo la salud de la población en diferentes lugares del mundo. De hecho, la OMS explicaba hace unos días en un informe que la pandemia del virus zika causará en 2016 cuatro millones de infectados en América Latina de los cuales 1,5 se concentrarán en Brasil. Y es que estos riesgos crecen exponencialmente en función de la zona o región mundial en la que nos encontremos. Y debe ser una variable a tener muy en cuenta cuando una empresa decide trasladar a una parte de su plantilla a regiones con exposición a este tipo de enfermedades.
¿Y qué debe hacer la empresa en estas situaciones? Pues, en primer lugar, deben poner a disposición de los trabajadores toda la información y asesoramiento posible sobre los riesgos que existen en el mercado de destino. La formación debe ser un eje estratégico de la política de cualquier empresa que desplaza internacionalmente a su equipo profesional. Asimismo, deben ofrecer herramientas de prevención para contrarrestar cualquiera de los riesgos y certificar que cuentan con la infraestructura necesaria para garantizar la seguridad de los empleados en el que caso de que algo les suceda.
Para ello, existen en el mercado asegurador diferentes modalidades que garantizan la cobertura de estos riesgos. La primera opción son las pólizas de asistencia en viaje, principalmente cuando se trate de desplazamientos de corta duración. Estas pólizas dan cobertura a los asegurados en situaciones que comprometan su salud, dando asistencia médica, y evacuando al lugar mejor preparado para llevar a cabo el tratamiento. Asimismo, incluyen la alternativa de repatriación si la situación lo requiere, aportando herramientas que permitan al empleado contactar de manera ágil ante cualquier incidencia con la central de asistencia, ofreciendo, incluso, su localización en situaciones más extremas si fuera necesario.
Otra opción interesante para cualquier empleado que pasa a ser expatriado por necesidades laborales son los seguros médicos internacionales. Diseñados para cubrir cualquier necesidad médica que surja en el país de destino, suelen ser alternativas para aquellas empresas que desplazan a los trabajadores por amplios periodos de tiempo.
En cualquier de los casos anteriormente citados, lo importante es que las empresas deben facilitar todas las medidas oportunas para garantizar la salud de sus equipos profesionales a nivel mundial. La internacionalización ofrece a las empresas innumerables oportunidades de negocio, pero también obligaciones globales. En este sentido, las compañías deben poner en marcha programas de gestión de riesgos que cubran los riesgos de un entorno cada vez más universal. Y desde luego, este tipo de partidas nunca deben considerarse como un gasto asociado en la cuenta de resultados sino como una inversión clave dentro de la estrategia de una compañía, ya que los empleados son el pilar fundamental de cualquier negocio y su salud no tiene precio.
Loli Montero, experta en Previsión Social de March JLT
