En contra de lo que podría haberse previsto, la crisis económica no ha erradicado la crisis de talento. Las organizaciones continúan señalando que, a pesar de la alta tasa de desempleo y el consecuente aumento de profesionales disponibles en el mercado, siguen teniendo dificultades para cubrir sus posiciones vacantes por la falta de habilidades necesarias para llevar a cabo con éxito sus estrategias de negocio.
Al cambio vertiginoso del mercado y de la economía global le acompaña una clara transformación de los perfiles profesionales requeridos. Los empleos ahora más demandados no existían hace 10 años y los que se demandarán en el futuro aún no existen hoy. Las organizaciones no deben confiar únicamente en la preparación de sus profesionales para unas competencias futuras, sino que deben prepararles para que desarrollen habilidades just–in-time en el momento en que sean demandadas, ya que en muchos casos no se puede predecir las capacidades que se van necesitar.
Para hacer frente estos nuevos tiempos y demandas se deben desarrollar e implantar estrategias innovadoras que permitan a las organizaciones crecer.
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