La adecuación de la cualificación de la mano de obra a la oferta del mercado de trabajo es tema nada baladí que va a condicionar, y mucho, el futuro de la competitividad de nuestras compañías. En los países actualmente en recesión las altas tasas de desempleo conviven con la escasez de perfiles no ya más cualificados sino provistos de competencias y conocimientos absolutamente nuevos y que, sin embargo, tienen una demanda muy clara en los sectores más innovadores, claramente tecnológicos e industriales. Y para los países en el lado opuesto del ciclo esta situación debería ser una seria advertencia de la necesidad de trabajar ahora lo que en un futuro pueden necesitar.
La secular disociación entre el mundo de la formación y el ámbito de la empresa es una grieta que no contribuye a abrir una pasarela segura entre el conocimiento, entusiasmo y energía de los recién licenciados y las necesidades competenciales de nuestras organizaciones. La excesiva teorización de los saberes universitarios y la estigmatización social de las enseñanzas aplicadas dejan a los sectores de vanguardia huérfanos de un talento que, sin embargo, puede remunerar y muy bien.
Maite Sáenz, Directora de Observatorio de Recursos Humanos y RR.LL. y de Focus ORH+.