■ Un 92% de los empleados desean que sus jefes “admitan sus errores de forma espontánea”, pero sólo el 48% de los jefes suele hacerlo.
Los directivos españoles van a contracorriente de lo que sus equipos esperan de ellos y lo hacen especialmente a la hora de prestar su apoyo en la resolución de problemas y en la gestión que hacen del error. El Observatorio Krauthammer que anualmente explora el comportamiento de los directivos en Europa así lo confirma, demostrando además una tercera tendencia: aproximadamente un tercio de los directivos (36%) se comporta, por lo general, de forma penalizante o descalificante.
En concreto, y respecto de las dos primeras, el observatorio detalla las siguientes proporciones:
■ Resolución de problemas: Un 95% de los empleados quieren que sus jefes “analicen con ellos los problemas con su trabajo y que les ayuden a ver estos asuntos bajo otro enfoque”. Sin embargo, según los empleados encuestados, sólo la mitad de los directivos (45%) lo hacen. Muchos simplemente presentan su propio análisis para recibir el acuerdo del empleado (34%). Incluso, en casos más raros, sólo dictan o exigen una solución.
■ Gestión del error: Un 92% de los empleados desean que sus jefes “admitan sus errores de forma espontánea”, pero sólo el 48% de los jefes suele hacerlo. Una minoría significativa resta importancia a los errores cometidos (28%). El resto admite que se ha cometido un error pero no se responsabiliza, o incluso culpa a otros.
A la vista de estos datos, no sorprende que el número de empleados que se muestran dispuestos a abandonar su organización en los próximos doce meses alcance al 61%. “Si los empleados están satisfechos –advierte Ronald Meijers, Co-Presidente del Comité Ejecutivo de Krauthammer-, los clientes estarán satisfechos. Y si los clientes están satisfechos, los accionistas y otros inversores estarán satisfechos. Esta es la lógica con la que se puede medir la competencia de las organizaciones. Este informe es un toque de alarma para los directivos. Sea cual sea su lista de prioridades, ponga a su gente en primer lugar”. www.krauthammer.es
Un comentario
Jordi Vilá
28 febrero 2011 at 09:20
Hay una buena cantidad de empresas que está teniendo una auténtica hemorragia de talento y, algunos directivos, aún no se reconocen como causantes de la sangría. Egos desmesurados, pánico al error y autoestima bajo mínimos podría ser un diagnóstico aproximado bastante certero.
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