«La colaboración no es solo una actividad o un proceso, es también una forma de ser y de hacer. Y hacerlo bien exige habilidades para comunicarse, escuchar, negociar y construir relaciones personales». Así lo explica en un artículo de Workplace from Facebook que profundiza en la relación entre la inteligencia emocional y la colaboración efectiva. Algunas personas tienen un don natural para manejarse con soltura en este binomio, pero cualquiera que se lo proponga puede mejorar sus habilidades de colaboración simplemente practicándola. ¿Cómo? Aquí van algunas ideas simples pero efectivas:
- Compartiendo tareas: Muchos productores de contenido utilizan la escritura por pares para reducir la cantidad de tiempo que se dedica a corregir borradores y, de paso, para hacer que las personas colaboren dentro de los equipos. Por ejemplo: un experto en una materia en concreto y un redactor experto en el arte de escribir pueden sentarse juntos a escribir un contenido en tiempo real intercambiando ideas y aclarando conceptos sobre lo que quieren transmitir y generando, además, confianza el uno en el otro.
- Escuchando: Escuchar a los demás es fundamental para una colaboración eficaz y el primer consejo pasa por ejercitar la escucha activa. Se puede hacer en parejas, hablando una persona y escuchando la otra sin interrumpir y resistiendo la tentación de llenar los silencios. El oyente debe preguntarle al que habla todas las dudas que le surjan para poder resumir lo que ha oído al final de la conversación. Esta técnica se puede utilizar no sólo como un mero ejercicio sino también en la conversación colaborativa diaria.
- Negociando: La colaboración está reñida con hacer las cosas sólo a nuestra manera. Hay mucho «toma y daca» en los equipos colaborativos, por lo que saber cómo negociar es fundamental. Esta habilidad se puede practicar dividiendo a su equipo en grupos y asignando a cada uno la tarea de elaborar algo, por ejemplo, un objeto o figura en papel. El problema es que ningún equipo tendrá todo lo que necesita para completar su tarea y tendrán que negociar con otros equipos para conseguirlo. Al final, se puede agregar una recompensa para el que complete la tarea primero.
- Abriendo la mente: La apertura es clave para la colaboración. No se trata solo de una habilidad personal, también es un atributo organizacional. Para colaborar de manera eficaz, las personas deben estar abiertas a nuevas ideas, al igual que sus organizaciones; la colaboración no será eficaz en una cultura cerrada donde la gente guarda celosamente sus secretos.
- Identificar barreras: No todas las organizaciones son iguales, así que lo primero que toca es saber exactamente qué es lo que está frenando la colaboración en la propia. ¿Es falta de tiempo, de confianza, de herramientas? Los pulsos son útiles para evaluar las actitudes del equipo hacia la colaboración, para explorar cuáles son los bloqueadores y para recopilar sugerencias que permitan superarlos. Y por supuesto, no hay que olvidarse de dar feedback sobre los hallazgos: qué hemos averiguado y qué vamos a hacer.
- Establecer metas claras para los equipos colaborativos: Cuando el Instituto de Productividad Corporativa (i4cp) analizó la colaboración, descubrió que el propósito determina si el trabajo colaborativo será productivo. Sin un sentido de propósito y metas claras, los equipos no se concentran y sus miembros se sienten abrumados por la falta de información sobre lo que se espera de ellos. Al igual que con cualquier tipo de trabajo en equipo, las metas y los entregables deben hacerse explícitos al comienzo de cualquier proyecto colaborativo.
- Reconocer y recompensar la colaboración: «La falta de incentivos y recompensas es la barrera más común y poderosa para una colaboración eficaz», afirma Kevin Martin, director de investigación de i4cp. Las organizaciones deben demostrar que valoran la colaboración, y eso significa recompensar el esfuerzo del equipo y el desempeño individual. Las recompensas funcionan: las organizaciones de alto rendimiento tienen hasta 5,5 veces más probabilidades de incentivar la colaboración que las de menor rendimiento. Pero las bonificaciones y otras recompensas a menudo se estructuran en torno a los logros de las personas en lugar de los equipos y eso es un indudable freno a la colaboración.
- Intercambiar información: El intercambio de conocimientos y la colaboración se retroalimentan. Por ello, que las personas dispongan de la información correcta cuando la necesiten hará que se sientan personalmente empoderadas y que la colaboración en el equipo sea mucho más fácil y rápida. Las herramientas de trabajo colaborativo como los sistemas de gestión de documentos están para eso.