Por Maite Sáenz, directora de ORH.- Ya lo decían los Beatles: “Little darling, it feels like years since it’s been here”. ¡Por fin ya están aquí las vacaciones! Otro año que se nos ha quedado corto para hacer todo lo que queríamos hacer y que se nos ha hecho largo, muy largo, para llegar hasta aquí. Toca plantearse lo que cantaba Madonna: “Took some time to celebrate. Just one day out of life”. Se quedó corta con los tiempos por aquello de la rima, supongo, pero la idea es esa, salir de la vida cotidiana para disfrutar de la vida esporádica, esa que no tiene planes, que se hace sin reloj, agenda, ni Teams, la que nos deja fluir sin hora de inicio ni de fin.
¿Suena bonito, verdad? Según lo cuento ya veo el plan: a donde sea lejos de donde estoy. Pues venga, ahora a ponerlo en práctica. Mmm… la cosa cambia, lo sé. La tentación no sólo vive arriba porque en cuestión de trabajo la tentación aprovecha todas las dimensiones y, si no, las inventa: vertical, horizontal, transversal, oblicua, paralela, difusa, tozuda… De la temporal mejor no hablar porque la tentación no está programada para tenerla en consideración: se presenta cuando quiere, como quiere y para lo que quiere. Incluso retuerce nuestra conciencia encadenándonos a la culpabilidad. “Venga, sólo un momento, miro el correo y ya, no vaya a ser que haya algo urgente”. Si te dejas seducir estás perdido, te liará con su canto de sirena apelando a tu responsabilidad y cuando te quieras dar cuenta estarás de vuelta y sin descansar. «Won’t be long ‘til summer time is through», que decían los Beach Boys.
Así pues, aprovecha estos días que son tuyos y de nadie más -o de nada más que tú no quieras- para prestarte atención. Convierte tus vacaciones en una dosis intensiva de bienestar físico y emocional. También es tu responsabilidad; de hecho, es cosa tuya antes que de cualquier otro. Rompe la inercia de tus hábitos “todo para ya” y entrena otros nuevos “todo puede esperar”. Quien bien te quiera lo respetará, y quien no, se retratará.
Para ser efectivo el detox ha de ser intensivo o, mejor aún, radical. Si tus hijos pueden vivir una semana sin la Play, tú puedes hacerlo sin tus cachivaches. Míralos sin apego alguno y piensa:
- El móvil no es tu batería. Prueba a funcionar sin él y recuperarás el control del ritmo de tus días. No es cuestión de que lo guardes en un cajón sino de que al menos hagas un uso consciente de él. Lo peor que puedes hacer: que sea lo primero que coges de la mesilla al levantarte por la mañana como si fuera una extensión de ti. Lo mejor: ¡Que mejores tus selfies! Y si son en buena compañía, mejor que mejor.
- Las redes sociales no te necesitan y tú puedes sobrevivir sin ellas. Unos cuantos likes de menos no te van a desposicionar. La marca personal es mucho más que una colección de post y haciendo un apagón ya hablas también de cómo eres y de qué priorizas en tu vida. Lo peor que puedes hacer: dar señales de vida. Lo mejor: descansar de tanto mensaje motivador. ¡Es agotador rodearse de tamaña perfección!
- No estás clonado en Whatsapp. Tu estado es tu tiempo y tu tiempo no lo vives en Whatsapp. Corta de raíz la insana costumbre de mirarlo con la misma ansiedad con la que comes palomitas. Es un vicio que genera adicción. Más que conectarte, te encadena, así es que evita hacerlo tú también con los demás. Los mensajes sin contestar, mejor dales una tregua, que seguro que tú tienes más de uno en barbecho. O dalos por muertos, que ya resucitarán si tienen que hacerlo. Lo peor que puedes hacer: estar pendiente del sonido de un tick; nadie comunica algo urgente esperando una confirmación de lectura. Lo mejor: que dejes los hilos para coser y sólo los utilices para quedar. ¡Disfruta de la presencialidad!
Y disfruta de un muy merecido descanso. ¡Feliz verano!
Las canciones mencionadas son:
- «Here comes the sun». The Beatles.
- «Holidays». Madonna.
- «All summer long». The Beach Boys.