Geseme ha llevado a cabo un estudio sobre la evolución de las cifras de absentismo en España que concluye que el absentismo aumentará en los próximos 12 meses entre un 7-10%, siendo éste el escenario más optimista.
Partiendo de las cifras económicas actuales y en base a la correlación entre crisis económica y absentismo que siempre ha existido, la previsión de la evolución del absentismo 2020-2021 debería reducirse entre un 20-25%. Lejos de ello y a pesar de la situación de crisis actual y de las previsiones de estancamiento de la economía, el absentismo laboral crecerá cerca de un 10% en empresas de más de 150 empleados durante los próximos 12 meses. Para los especialistas de Geseme, esta situación totalmente anómala viene motivada por diferentes factores:
- El aumento en la demora en la realización de pruebas y tratamientos por parte de los Servicios Públicos Salud. Este retraso, ya de por sí considerable, se ha visto aún más agravado desde el inicio de la pandemia y en especial en patologías no urgentes. El tiempo medio de espera en consultas de especialistas y pruebas diagnósticas a nivel nacional en los últimos años ya se había ido incrementando en un 20% alcanzando, 88 días en visitas externas y 121 días en intervenciones quirúrgicas. Para Iñaki Insausti- Director del Área de Salud de Geseme “este factor tiene un alto impacto en el crecimiento del absentismo. Más del 35% de las bajas laborales se deben a trastornos musculoesqueléticos, en algunos sectores este porcentaje alcanza en un 50%. En diciembre de 2019, la demora para ser visitado por un médico traumatólogo se sitúa en España en 101 días. En el caso de requerir una artroscopia, por citar un ejemplo recurrente, esta demora supera los 200 días en algunas comunidades autónomas”.
- Envejecimiento poblacional. El estudio elaborado por Geseme señala que, la proporción de población activa entre los años 2006 y 2019 de entre 16 a 39 años se ha reducido casi en un 30% a causa de la anterior crisis económica, mientras que, la proporción de mayores de 54 años se ha incrementado en un 31%. Teniendo en cuenta que el absentismo aumenta a medida que aumenta la edad, nos encontramos ante un importante factor de riesgo de aumento del absentismo.” Si a esto le añadimos que en una crisis económica como la actual los empleados de menor antigüedad para la empresa -habitualmente los más jóvenes y con contratos eventuales-son de los que primero suelen prescindir las empresas, nos encontramos ante una previsión de población activa de más de 40 años absolutamente predominante. Teniendo en cuenta que las patologías más graves se empiezan a manifestar a partir de los 45, resulta más que evidente que nos enfrentamos a un crecimiento natural del absentismo en los próximos años”- añade Iñaki Insausti.
- Inacción de inspecciones médicas. Las inspecciones médicas destinadas a detectar el fraude en absentismo laboral, se han visto colapsadas por la situación sanitaria actual.
- La eliminación del art. 52d del Estatuto de los Trabajadores, que ha supuesto una herramienta menos para las empresas a la hora de gestionar bajas reincidentes de corta duración.
- El cambio de paradigma de las mutuas de trabajo. La todavía reciente reforma de las mutuas llevada a cabo por la ley 35/2014 de 26 de diciembre ha originado una situación de déficit y falta de recursos que en la mayoría de casos deriva en una imposibilidad de acción por parte de las mutuas en relación a un control eficiente del absentismo laboral.
- El teletrabajo instaurado como consecuencia de la pandemia, si bien puede tener un efecto positivo en aspectos relacionados con la conciliación laboral y disminución de absentismo, en España el porcentaje de población que puede hacer teletrabajo continua siendo bajo. Ya sea por tipología de sector, o porque no todas las empresas disponen de la tecnología ni de los medios para llevar a cabo TT o por la cultura de presencialidad que aún es muy frecuente en nuestro país, el efecto positivo que podría suponer el teletrabajo no resulta ser suficiente para frenar la tendencia al alza.
- Problemas de salud mental motivados por el “efecto miedo”. Se trata de un nuevo factor atribuible a los efectos de la pandemia actual. Un 20% de la población, declara tener miedo a la “nueva normalidad”. Un 60% de las consultas a psicólogos son por cuadros de ansiedad o depresión por el miedo a infectarse, al confinamiento o a las pérdidas personales, laborales y económicas. Un 92% de los empleados/as declara sufrir ansiedad a causa de la pandemia, el 55% de ellos en grado “moderado” o “alto. (1). Este efecto es claramente superior en sectores en los que el trabajador está más expuesto al público final o al riesgo de contagio como por ejemplo trabajadores del sector gran consumo, retail, seguridad, facilty services y sociosanitarios principalmente.
De este modo, el escenario que plantea Geseme en el estudio no tiene en cuenta el efecto COVID19 y las secuelas que a la larga supondrá la tensión acumulada a la que se enfrentan empleados de algunos sectores especialmente esenciales durante la pandemia. “Todo indica que el efecto COVID19 que aún no podemos valorar, supondrá un incremento aún mayor en las cifras de absentismo”.
Combatir el absentismo:
Una gestión responsable del absentismo, es beneficiosa para empleados y empresarios. Siempre y cuando ésta se base en conseguir la óptima recuperación del trabajador y la duración adecuada del proceso. Las empresas deben por tanto asumir la gestión del absentismo si quieren evitar unos más que significativos costes directos e indirectos que inciden en la competitividad de las compañías.
Uno de los proyectos que Geseme considera más exitosos, es la colaboración con una empresa del sector de alimentación con presencia, principalmente, en la zona norte. La política de esta gran empresa con respecto a la gestión de la salud de sus colaboradores, representa un paso hacia adelante en su sector.
El desarrollo de este proyecto ejemplifica de una forma clara el modelo de Gestión de Absentismo propuesto por Geseme, trabajando el absentismo en el “proceso de vida de una baja médica: antes, durante y después de que se produzca”:
Esta empresa ha desarrollado medidas orientadas a reducir las bajas médicas, como, por ejemplo, el estudio biomecánico in situ de los puestos de trabajo para conocer todavía mejor los riegos de los puestos. Reforzado con un equipo de fisioterapeutas a disposición de su equipo. O bien, la implantación de un Equipo de Salud Emocional, como necesidad surgida a razón del inicio del confinamiento de marzo y posteriormente mantenido por la buena acogida dentro de la plantilla.
Dentro del proyecto también se diagnosticó la necesidad de contar con equipo sanitario para verificar la situación las bajas médicas y objetivar las causas que estaban produciendo las bajas y determinar acciones como asumir en algunos casos adelanto de pruebas o visitas con especialistas, reubicaciones temporales.
El análisis profundo de los diferentes indicadores estadísticos y causantes del absentismo, les ha permitido diseñar conjuntamente planes de acción para controlar sus ratios de absentismo. Uno de estos análisis, motivó realizar formaciones a sus Responsables Inmediatos para potenciar más las habilidades en comunicación y acompañamiento en las situaciones de baja y reincorporación.
En este caso, el resultado fue de una reducción del absentismo laboral del 22% a los 24 meses del inicio del proyecto.