¿Cómo será la formación futura a los directivos?

Redacción6 mayo 20215min

La pandemia ha funcionado como un acelerador del cambio y la digitalización. Ante este escenario, las empresas han entendido inmediatamente la oportunidad y la necesidad de una estrategia de formación virtual, que permitiera a todos sus equipos directivos seguir actualizando su formación y sus capacidades para dirigir personas, equipos y proyectos, en el momento que más falta les hace.

Estamos ante una formación que es muy efectiva y más flexible, debido a que a partir de ahora la formación directiva se caracterizará por ser autorregulada, virtual, invertida y medible. Gonzalo Martínez de Miguel CEO de INFOVA y director del Acelerador del talento Directivo

  • Autorregulada. Las empresas están poniendo a disposición de sus equipos directivos itinerarios formativos muy completos, para que éstos decidan cuándo y dónde quieren acceder a la información. La autorregulación de la formación apela a la responsabilidad de los directivos y a su compromiso con sus propias carreras profesionales. Al mismo tiempo, los proveedores de formación han tenido que encontrar la manera de animar la participación, provocar interés y generar un vínculo con los participantes, ofreciéndoles sobre todo calidad y atractivo en los contenidos, requisitos esenciales para que quieran acceder a la formación y completarla. «De ahí que el trabajo de los formadores detrás de los contenidos, añadiendo valor y animando la participación, sea esencial», matiza Martínez de Miguel.
  • Virtual. La formación virtual tiene sus reglas. En principio es más corta. Evita desplazamientos, alojamiento y manutención, lo que supone un ahorro para los profesionales. Además, gracias a las muchas plataformas de comunicación disponibles, los encuentros entre los formadores y los directivos, se puedan realizar desde cualquier lugar, en periodos cortos y les permita posteriormente, de forma inmediata, seguir con su trabajo. El fácil acceso a los vídeos, lecturas, ejercicios, prácticas, gráficas explicativas y toda una variedad de elementos, hace que sea increíblemente atractiva. Para el CEO de INFOVA, «sin embargo, dentro de lo que muchos podrían pensar, lo que es la formación en sí no es más barata, entre otras cosas porque requiere muchas horas de preparación y seguimiento».
  • Invertida. El modelo de aula invertida, o inversa, apela al hecho de que en la formación virtual primero accedes a la información, cada uno a su ritmo, y luego se trabaja conjuntamente. De esta forma, cuando los formadores se encuentran con los participantes, éstos ya han accedido a la información, ya la han considerado, la han debatido en los foros de discusión, y posiblemente hayan accedido a información complementaria. Esto permite que cuando los alumnos se encuentran con los formadores es para directamente bajar la información a su realidad, explorar los límites de la información y trabajar como la pueden poner en práctica.

El principio es que lo que puedas contarme antes de vernos, cuéntamelo de forma asíncrona, de forma que cuando nos veamos le podamos sacar a nuestro encuentro el máximo partido. Este formato genera una suerte de lluvia fina, que permite que los conceptos se anclen y el recuerdo se produzca de forma muy natural. Gonzalo Martínez de Miguel.

  • Medible. El gran anhelo de los directores de recursos humanos, siempre ha sido poder medir el retorno de la inversión de la formación. Saber si el presupuesto de formación es un gasto o una inversión. El tema no está resuelto, pero cada día está más cerca. La formación actual, más virtual y con un soporte tecnológico mayor, permite establecer indicadores de rendimiento que dan pistas muy válidas sobre el impacto de la inversión. KPI como aprovechamiento de los contenidos disponibles, que mide todo el contenido que los participantes podían trabajar, cuánto están trabajando, cuánto acceden a los materiales disponibles, cuánto tiempo están trabajando con ellos, cuanta interacción tienen en los foros de debate, etc. Un segundo indicador es el aprendizaje, fácilmente medible, a través de los diversos cuestionarios que acompañan al contenido, que además de medirlo ayudan a anclar el conocimiento. Un tercer indicador es la satisfacción y la percepción de relevancia de los contenidos, donde se mide la utilidad que los participantes le encuentran a la formación que han realizado y el funcionamiento de todo el proceso de aprendizaje.

En definitiva, la pandemia pasará, volveremos a la vida presencial, pero la formación de directivos nunca volverá a ser igual. Sencillamente, será mas eficaz. Gonzalo Martínez de Miguel.


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