Nos gusta plantearle retos al lector inteligente. Esto es, todo el que lee nuestra revista, y no se limita solo a ojearla (o a hojearla, que ambas formas son admisibles según la Fundeu, aunque se trate de cosas distintas: mirar superficialmente un texto y/o pasar ligeramente las hojas de una publicación). Aquí queremos lectores comprometidos, que sepan apreciar cómo abordan nuestros colaboradores los temas que nos interesan a todos en el recién publicado número de abril.
Así, en Humanismo Digital, el presidente de Auren Consultores, Javier Cantera, repasa nuestra relación con las TIC. Porque su empleo masivo tiene una clara influencia en nuestras conductas laborales –y no laborales– diarias. “Muchas veces hablamos de sus efectos, pero desde la psicología está emergiendo una serie de investigaciones que se engloban bajo el término ciberpsicología”.
Y eso que unas páginas antes, la sección Talent First nos hace la boca agua con las posibilidades que va a tener el poder ser nosotros mismos, sin serlo, en ese universo virtual del que tanto se habla últimamente desde que Mark Zuckerberg le diese pábulo hace unos meses para disimular los pobres resultados de su Facebook.
Vamos, que cegaditos nos tiene la tecnología. Y eso que –como nos recuerda Ruth Martínez-López, de ELEARNING3D– no siempre está, como debería, al servicio de las personas.
Desde Rusia con horror
Así que tal vez lo suyo sea echar mano de la disonancia cognitiva que menciona Juan Carlos Cubeiro, en su artículo de VUCA. O dicho de otro modo: hacernos los locos y fingir normalidad a pesar de la que está cayendo. Al fin y al cabo, asegura el presidente de About My Brain Europe, no es cuestión de ponernos nerviosos, pues entre China y Rusia nos van a tener entretenidos, con sus delirios de grandeza pasados de fecha, durante toda la década.
Al fin y al cabo, tal vez sea la mejor forma de pasar desapercibidos. Porque como nos confirma el profesor de la Universidad Francisco de Vitoria José María Peláez, en su imprescindible El Reverso, nos sobran los jefes psicópatas y los seguidores deshumanizados. En todo caso, y como la jornada semanal tiende sí o sí hacia los cuatro días de labor profesional (ver Cultura Híbrida), tiempo nos va a sobrar para pescar truchas, dominar la defensa siciliana, leer de una vez los Episodios Nacionales de don Benito o poner al día nuestra colección filatélica.
Eso sí, aseguraos cuando os vayáis a casa próximamente los jueves por la tarde de que dejáis todo a buen recaudo. Porque la socia de Baker McKenzie Barcelona, Mireia Sabaté, nos asegura en Casos Laborales que tanto la mesa de trabajo como los armarios sin llave no tienen la misma protección legal que la taquilla.
Te invitamos a descubrir estos y otro contenidos apasionantes en nuestro número de este mes.
