El final de una colaboración debe considerarse como un momento importante que se debe cuidar, ya que es un capítulo crucial en la carrera de todo profesional. Un planteamiento correcto convierte la entrevista de salida en una reflexión constructiva sobre el tiempo compartido, y en una oportunidad para extraer información sobre el propio desempeño y dejar abiertas las posibilidades de futuras colaboraciones.
Una vez que los objetivos de la entrevista de salida están claros tanto para la empresa como para el empleado, ambos deben escoger los temas que se abordarán. Ambas partes deben cuestionarse qué información quieren conseguir y cuál quieren transmitir. Desde Ifeel comparten los detalles para poner fin a la relación laboral de una manera constructiva, explicitar cuáles son los frutos de esa relación, agradecerlos y cuidar el contacto para el futuro.
Hay tres tipos de respuestas que claramente conviene evitar si se quiere, como empleados, que la entrevista de salida sea útil:
- Ataques directos a la organización
Aunque el empleado tenga motivos y desee transmitirlos, mostrar agresividad o rencor hacia la empresa deteriora su imagen y puede perjudicarle en el futuro. Si lo cree pertinente, puede indicar áreas de descontento, asertiva y educadamente.
- Respuestas vacías, planas o indiferentes
Algunas respuestas como “todo está bien, no mejoraría nada”, pueden dar la impresión de que el empleado no se está tomando en serio la entrevista o de que no es un problema para la empresa que ese trabajador que aporta respuestas tan simples se marche. En la medida de lo posible, conviene ofrecer una imagen de máxima profesionalidad, también en el momento de marcharse. Conviene tener en la recámara algún comentario constructivo que recuerde a la empresa que uno es un empleado con ideas valiosas.
- Poner el foco en lo que no se ha hecho
Los nervios, el exceso de franqueza o la falta de preparación pueden llevar al empleado a perjudicarse a sí mismo durante la entrevista con mensajes negativos sobre su desempeño. La autocrítica está muy bien, pero no conviene que el entrevistador se lleve como última impresión que el rendimiento del empleado ha sido pobre y que, por tanto, es bueno que se marche.
Tener éxito en una entrevista de salida es un arte. Por eso es importante no confundir la espontaneidad con la improvisación, y entrenar una cierta actitud para enfocarla:
- Comunicación asertiva
Si la relación con la empresa ha sido conflictiva ya es tarde para cambiarlo, pero conviene manejarlo con contención. No dar respuestas agresivas ni pasivo-agresivas. Detectar las preguntas capciosas del entrevistador y sortearlas ya que no hay que contestar a todo ni colocarse en situación vulnerable.
- Ante la duda, prudencia
Nunca se sabe a quién encontraremos en un futuro trabajo o quién decidirá sobre nosotros. Siempre que sea posible conviene ser constructivos y profesionales durante la entrevista y no dañar la reputación profesional.
- Conseguir información
Independientemente del formato que siga, la entrevista de salida es una oportunidad (probablemente la última) de extraer información sobre la trayectoria en la empresa que sirva para el futuro. El empleado debe aprovechar para que desde la empresa aporten la visión que tienen de él como trabajador.