En esta #PíldoraDeCambio, Aritz Urresti explica la importancia que tiene saber parar a tiempo en el entorno frenético en el que muchas personas se mueven hoy en día. Un ritmo de vida poco saludable que en muchas ocasiones nos impulsa a actuar sin pensar, a lo loco, sin vislumbrar qué resultados nos ofrecerá cada decisión tomada y si éstos nos ayudarán a conseguir los objetivos que nos hemos marcado.
Hoy en día son muchas las personas que viven sumidas en el descontrol que ejerce la prisa. Nuestro día a día nos marca un sinfín de tareas a realizar que son inabarcables y que, sin embargo, nos empeñamos en llevar a cabo según van surgiendo y sin ninguna planificación. Es un mundo acelerado en el que gobierna el subconsciente bajo las órdenes del estrés, que nos impulsa a realizar acciones que realmente no son importantes para conseguir nuestros objetivos reales.
Cuando uno trabaja de esta manera, el 98% de sus labores no da resultados. Por eso, es necesario pisar el freno y pararnos a pensar si estamos eligiendo el camino adecuado.
Claves para desacelerar y saber parar a tiempo según Aritz Urresti, CEO de goalboxes, Centro de Productividad:
1) Tomar consciencia… y conciencia: Sin dar este primer paso, poco podemos lograr. Hemos de ser conscientes del error que supone vivir a toda velocidad, algo que repercute en nuestra salud, en nuestro trabajo, en nuestro ocio, en nuestros sueños… Saber que lo estamos haciendo de una forma equivocada y que la solución está en desacelerar para poder mirar con perspectiva el entorno en el que nos movemos y que no nos deja avanzar.
2) Saber cuándo parar: Cualquier momento es bueno, si nos lo proponemos y lo planificamos, pero es más eficaz encontrar un hueco tranquilo y sin interrupciones: mientras comemos, al final del día… Si cada día nos paramos a reflexionar 20 minutos podremos apreciar qué cosas estamos haciendo bien y cuáles mal. Hacernos una autocrítica diaria para que nuestro lado consciente gobierne y enfoque nuestra mirada hacia lo que realmente es importante en nuestra vida.
3) Planificar: Una vez que nos pongamos en modo ‘pausa’, es el momento de planificar: marcarnos un sueño, un objetivo, un ‘para qué’ y agendarnos acciones sencillas, concretas y asumibles encaminadas a lograrlo. Hay que tener en cuenta que una hora de planificación equivale a casi 40 de ejecución. Es decir, no seguir una serie de acciones pautadas a un ritmo asequible nos va a hacer perder 40 horas de trabajo, que probablemente sólo van a servir para apagar fuegos.