Hasta hace poco tiempo atrás no teníamos que “preocuparnos” con situaciones que tenían relación con el uso de la tierra y sus recursos. Creíamos en la abundancia ilimitada de los recursos naturales y en su capacidad milagrosa de regenerarse infinitamente. Nuestra visión era corta y nuestras ambiciones largas y desmedidas.
Sin embargo, en cuestión de décadas no sólo ha nacido el movimiento ecológico sino que también ha incorporado nuevos valores a nuestro cotidiano: preservación, conservación, armonía, austeridad y varios otros entraron sin pedir permiso para alojarse definitivamente en el vocabulario de esta generación y con mayor propiedad en las futuras. Esto ha cambiado el modelo mental existente hasta esa época y con él, el modelo económico utilitario y perdulario.
Este artículo es el primero de la trilogía “Organizaciones vivas”, en la que el autor analiza de qué manera la empresa se ha convertido en receptora de los cambios sociales y cómo ha de integrarlos en su misión para mantener su posición en el mercado.
Sergio Neveu, de Metahumana Consultoría (Brasil).
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