Detectar ambientes de trabajo y roles tóxicos para prevenir conflictos

Redacción12 abril 20224min

La negatividad en el trabajo conduce a problemas críticos para el liderazgo y los miembros de los equipos. Y es que, como ya decía Aristóteles: “El placer en la tarea pone perfección en el trabajo”. Pero, si una persona comienza a fallar en su desempeño y se siente infeliz, ¿cómo puede saber si la causa está en sí mismo o en el entorno de la empresa? Los ambientes tóxicos pueden llegar a convertirse en el “elefante en la habitación”, los líderes optan por hacer la vista gorda y los subordinados están demasiado intimidados para llevar el drama de la oficina a la atención de su mánager.

Desde la consultoría Great Place to Work identifican cinco señales que apuntan a un entorno de trabajo poco saludable:

  1. Falta de motivación. Algo falla en las dinámicas de una organización si no es capaz de motivar a sus empleados.
  2. Falta de claridad en los roles. ¿El resultado? Trabajadores que se encargan de tareas que no corresponden con su rol.
  3. Sobrecarga de trabajo. El compromiso, la motivación y la productividad se verán afectados, perjudicando incluso la salud física y mental de la plantilla.
  4. Fuga de talento y absentismo. Sí, la actual situación del mercado laboral hace difícil la retención del talento, pero quizás los motivos sean otros. Lo mismo sucede cuando se busca que el empleado ofrezca lo mejor de sí mismo.
  5. No se respeta el horario. Todos necesitan un equilibrio entre la vida laboral y personal, y unas jornadas excesivas, causadas por una falta de previsión, son una fuente de conflictos.

Si bien estos aspectos son síntomas de un ambiente de trabajo tóxico, también hay que tener en cuenta aquellos roles de comportamiento que generan –a su vez– negatividad dentro de las empresas. Algo que influye especialmente en las relaciones laborales, como explica David Comí, director y formador de Incrementis: “La manera de comunicarse e interaccionar es fundamental en el entorno profesional, y tener alrededor personas tóxicas dificulta dichas relaciones profesionales y un desgaste innecesario en uno mismo”.

Así, este experto apunta a tres perfiles comunes en el comportamiento de las personas que dan pie a relaciones poco deseadas:

  • Comportamiento pasivo. El de aquellos que, por temor a los conflictos, evitan expresar o defender sus opiniones. Algo que suele desencadenar un “elevado sufrimiento personal y relaciones poco constructivas y fructíferas”.
  • Comportamiento agresivo. Habitualmente se debe a frustraciones e inseguridades personales, que provocan un mecanismo de autodefensa basado en la hostilidad. “Generan un alto gasto de energía, con efímeros resultados, y sólo de impacto a corto plazo”.
  • Comportamiento manipulador. Es el caso de quienes solo buscan su propio beneficio, “mostrando una actitud ambigua y recurriendo a trampas”. En general, de quienes se tienen en muy alta estima y –al mismo tiempo– infravaloran a los demás.

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