Se trata de un momento delicado por suponer un cambio de gran trascendencia para las organizaciones. Los procesos de sucesión en grandes compañías siempre generan miedos e incertidumbres sobre el futuro, se deja atrás una generación y se cede el mando a la siguiente. Lo que debería gestionarse de manera natural, no es tan sencillo. La sucesión puede determinar que una organización perdure en el tiempo o, por el contrario, desaparezca.
Por esta razón, IDE-CESEM proporciona cuatro claves a tener en cuenta antes de la sucesión:
- LA ELECCIÓN DEL SUCESOR
Siempre se debe pensar en que el candidato elegido asegure la viabilidad y supervivencia de la compañía, por encima de otras consideraciones familiares que tantas polémicas generan… En palabras de Bienvenido Martínez, director del área de Gestión y Estrategia de los Masters de IDE-CESEM, “sería un error replicar modelos, cada empresa es diferente, cada momento es distinto y sobre las mismas causas se pueden producir efectos distintos”. Dependiendo de la situación puede ser mejor apostar por único sucesor al mando, por una división del poder o, incluso, por un sucesor externo a la familia, quedando los descendientes únicamente como propietarios.
- LA PLANIFICACIÓN
La sucesión debe planificarse con una antelación de al menos cinco años. El plan no debe limitarse al cambio de dirección, sino que debe prever la adaptación al nuevo entorno y ayudar a la empresa a ser competitiva a largo plazo. La planificación debe incluir también los pasos a seguir en caso de fallecimiento o incapacidad prematura del dirigente a sustituir, una circunstancia muy difícil de superar si no está prevista.
- LA PREPARACIÓN
Durante estos cinco años, el sucesor deberá ir adquiriendo experiencia y conociendo a fondo el negocio desde distintos puestos de dirección. Además, necesitará una formación orientada a la Alta Dirección y a la toma de decisiones, pero que pueda compaginar con sus nuevas responsabilidades.
- EL TRASPASO
El traspaso de la responsabilidad directiva puede ser gradual pero, una vez realizado, debe ser permanente. El nuevo máximo responsable de la empresa debe ser independiente para tomar las decisiones que considere oportunas, aún con la oposición del anterior mandatario.