El futuro del liderazgo de los mercados está en manos de quien mejor sepa aprovechar las oportunidades brindadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Tanto en lo que se refiere a plantear nuevas aplicaciones, como quien sea capaz de hallar los mejores modelos de negocio dentro de éstas como, finalmente, toda aquella inmensidad de organizaciones cuyas ventas dependerán de su know how en lo que se refiere a los nuevos canales de relación y a los consiguientes cambios de hábito de consumo.
Vivir de espaldas a la digitalización y a la transformación radical que ésta está motivando e impulsando, es un anacronismo que nadie se puede permitir –menos aún, una idea emprendedora– porque muchísimos de los diálogos que ocurren en las organizaciones, o desde las mismas, interna y externamente, no tienen lugar fuera de determinados canales tecnológicos. En este sentido, exclusión digital equivale a exclusión social.
No podría ser de otra manera, en vista de que las dos generaciones emergentes, los millennials –que empiezan ahora a asumir puestos de responsabilidad– y la Generación Z –que está entrando en el mundo laboral y emprendedor–, que llevan un cambio de paradigma en su ADN, porque se educaron y socializaron bajo el influjo de la Red.
Un hecho que obliga a las generaciones anteriores, que han cabalgado entre lo analógico y lo digital, a asumir que el long life learning, que formarse durante toda la vida, es la única manera de no perder fuelle en mercados y organizaciones que se están digitalizando y, con ello, que están cambiando radicalmente sus culturas.
Porque estas personas jóvenes, que oscilan ahora entre los 16 y los 30 años de edad, que han incorporado internet en las fases más tempranas de su aprendizaje y socialización y, a la vez, han estado marcadas por una crisis que ha sido contexto familiar y económico de su juventud, son las que marcan ahora la pauta laboral y emprendedora en el contexto de un mundo líquido, citando al filósofo Zygmunt Bauman, donde nada es estable y todo cambia y se transforma con inmediatez.
Cibernàrium: los retos de la nueva formación
Desde su creación en 1999, Cibernàrium, el servicio de capacitación y divulgación tecnológica de Barcelona Activa, ha impulsado un sinfín de actividades para educar digitalmente a los usuarios, siempre con la vista puesta en el futuro y buscando ir un paso más allá. Y desde que, en 2017, el programa desarrollara toda una área de formación online, se han implementado más de 100 cursos y actividades, de corta duración y con un enfoque muy práctico, dirigidas sobre todo a profesionales y empresas y que, justo en estos días, han superado las 50.000 inscripciones.
La necesidad de una sólida reputación digital, el saber cómo diferenciarse en mercados cada vez más homogeneizados, el ser capaces de no limitarse a vender sino asistir y acompañar al cliente durante todo el arco de su experiencia de compra, la capacidad de simplificar al máximo todos los procesos o el saber aprovechar todos los canales y TIC para adelantarse a los anhelos y necesidades del potencial comprador, son fenómenos que han generado nuevas demandas de formación a las que no hemos permanecido ajenos.
Y, precisamente, un inmejorable baremo para medir esta tendencia es repasar los contenidos de cuáles de nuestros cursos han sido más demandados: Técnicas y herramientas web para la gestión de proyectos, crear campañas de Google Adwords, SEO y SEM, desarrollo de sitio web con WordPress, infografía, uso del Photoshop, diseño de planes de Social Media, gestionar campañas en Facebook Ads y programación; siendo el más demandado un curso sobre cómo atraer clientela con Instagram e Instagram Stories.
Prácticamente ninguno de estos cursos existía hace 10 años o menos, y los contenidos de los que ya existían nada tienen que ver con los actuales. Una demostración fehaciente de la velocidad de la transformación del trabajo y el papel que las TIC juegan como motor de la misma.
