por Javier Torrenteras, director de Verne Academy.
Nunca es tarde si la dicha es buena. Hay una creencia extendida que sostiene que estudiar es cosa de jóvenes. La orientación y el aprendizaje deben sostenerse a lo largo de la vida, por lo que es importante recordar que cualquier persona con actitud y motivación es capaz de conseguir sus objetivos. Los límites son personales y la meta debe establecerla cada individuo.
En este sentido, un aspecto fundamental para retomar el estudio es la motivación. Un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la persona hacia metas o fines determinados. Es el motor para conseguir los objetivos marcados. En la formación de profesionales se tiene muy en cuenta el valor motivacional para impulsar los resultados deseados, es por ello que los equipos docentes abogan por llevar a cabo un acompañamiento personalizado y tutorizado durante la enseñanza para que los alumnos logren sus metas.
Tan importante son la automotivación, las ganas y el desempeño del alumnado, como el espejo que tienen en el que mirarse.
De la teoría a la práctica
Por este motivo, en los últimos años se ha presenciado un estallido de cursos, másteres y bootcamps con un denominador común: programas impartidos por profesores en activo y altamente especializados, en los que un equipo de profesionales que comparten conocimientos forma a los alumnos, mientras compaginan su trabajo como profesionales en el mundo laboral.
Atrás quedó la tendencia de cátedras universitarias en las que el equipo docente explicaba sus conocimientos teóricos, sin haber salido apenas de la facultad. En estos momentos se demandan profesores que trabajen y muestren las dificultades y las virtudes del sistema laboral a los alumnos con un único fin: aportar las claves para adaptarse cuanto antes al mercado.
Y es que la pandemia ha puesto de manifiesto que todo puede cambiar de un momento a otro. La adaptación al cambio y la flexibilidad han sido dos componentes básicos en los tiempos actuales. Además, la anticipación y la necesidad de aprender constantemente también son dos elementos diferenciadores.
‘Upskilling’ y ‘reskilling’
Según el estudio de McKinsey Jobs lost, jobs gained: workforce transitions in a time of automation, se estima que hasta el 14% de los empleados de todo el mundo deberán cambiar de categoría ocupacional para el año 2030, un dato que representa los tiempos de adaptación en los que la digitalización es transversal y la especialización está a la orden del día. Un tiempo en el que también se exalta la necesidad de apoyo en formación y el aprendizaje continuo de los profesionales, no solo en momentos puntuales, sino a lo largo de la vida y carrera profesional. En este aspecto se habla del reskilling, o reciclaje profesional, o también el upskilling, es decir, el aprendizaje de nuevas habilidades.
El cambio en formación no tiene precedentes: los nuevos programas están liderados por un equipo docente formado por profesionales en activo, altamente especializados que guían y acompañan a los estudiantes, no solo durante la formación, sino también son un apoyo en la inserción laboral.
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