Estamos entrando en el séptimo mes de una emergencia sanitaria mundial. Los tres primeros meses, como nos pasa habitualmente en el trabajo, fueron de adaptación y aprendizaje. Aprendimos a cómo funcionan las cosas, a cómo ser más efectivos en nuestras comunicaciones, a reconocer a nuestros aliados y también a saber quienes podrían ser nuestros competidores o dificultadores en nuestro nuevo desafío.
Pero una vez que pasan esos tres primeros meses viene la fase donde los demás comienzan a pedirte resultados, esperan que haya mejoras visibles y que los números repunten. Esos siguientes dos meses son claves para demostrar tu valor y contribución a la compañía. Es cuando ya te sientes seguro en aventurarte a transformar e innovar, porque ya conoces y has mapeado los riesgos y definido planes de prevención y de acción.
Ese proceso lo podemos comparar a la fase en la cual se encuentran las organizaciones ahora. Las personas ya están cobrando que el aprendizaje esté absorbido y ya se espera que las empresas sean capaces de diseñar nuevos horizontes con los cambios que se han producido. Los colaboradores no esperan volver atrás a modelos antiguos y a procesos a los que ya no le ven más validez en el nuevo suelo laboral en el cual estamos pisando. Y aquí nos referimos desde el teletrabajo a las plataformas de trabajo online, a los desplazamientos innecesarios de las personas a la oficina, a reuniones presenciales, a la resistencia de que nos saquen la impresora de la mesa y a que mi puesto ya no sea todos los días el mismo.
Hacer al negocio aprender de Antropología y Sociología para comprender a la humanidad que se nos presenta, para mirarla, interpretarla y atenderla, será una ventaja comparativa.
Paradigmas, las organizaciones y las personas estaban aferradas a ciertos modelos que se resistían a cambiar. Pero las personas cambiaron, todos hemos cambiado, y si cambio yo, también voy a exigir que la organización en la que trabajo cambie, que la empresa a la que atiendo cambie e incluso a las marcas a las cuales como consumidor le compro, también cambien.
Es hora entonces de transformar. Tenemos meses de aprendizajes y enormes oportunidades y desafíos por adelante. Hemos asimilado conocimientos que van más allá de números de venta e indicadores, hoy también entendemos cómo se transan en el mercado sensaciones, imagen, reputación y por, sobre todo, valores.
Estamos construyendo la marca de nuestra compañía, y lo que absorbamos del aprendizaje de este proceso doloroso que hemos debido afrontar, demostrará a las personas que tan capaces somos de enfrentarnos a los siguientes años que vienen por adelante. La sostenibilidad organizacional de la que tanto hablamos se está construyendo hoy al escuchar a nuestros aliados, sus emociones, sus complicaciones, emprendiendo con ellos acciones que implican su colaboración; entendiendo a nuestros clientes y siendo capaces de adaptar nuestros procesos para ponernos en su lugar. En definitiva, practicando la empatía. Muchas empresas la han trabajado sobremanera, porque si bien han debido dejar volar a cientos de trabajadores, se han preocupado de agradecerles a cada uno de ellos su contribución. Todavía a quienes, por más que se rompa una relación laboral, se niegan a quebrar el vínculo de esa persona con la marca.
Esos son los activos intangibles que sólo las personas saben construir y que tan poco apreciables eran antes de esta pandemia por su dificultad para ser medidos. Pero que ahora cobran relevancia porque sentimos cómo nos impactan y cómo impactan a otros. Eso parece que basta, porque hoy somos más humanos que antes. Hoy nos vale que un colaborador te dé las gracias por no obligarlo a volver al trabajo presencial si no se siente seguro, a que un cliente te agradezca si le extiendes el plazo de una factura o a que des oportunidad de contratación a quien ha estado sin trabajo estos meses.
Humanidad es esa capacidad de sentir afecto, comprensión y solidaridad hacia los otros. Eso que hoy pedimos tanto para cuidarnos entre todos y salir juntos de esta crisis, es lo que también le pedimos a las organizaciones.
Hacer al negocio aprender de Antropología y Sociología para comprender a la humanidad que se nos presenta, para mirarla, interpretarla y atenderla, será una ventaja comparativa. No sólo será la cantidad de activos y sí la cantidad de alianzas, no será la cantidad de metros cuadrados y sí la cantidad de personas que quieran trabajar contigo en nuevos desafíos. Tal vez nunca un negocio pensó en que las ciencias no exactas podían ser parte de su base, que no necesitamos sólo de ingenieros para tener administraciones exitosas y descubrir el valor de múltiples miradas y conocimientos que le permita a la empresa descifrar más rápidamente las señales que nos dan las personas.
Ha llegado el momento de transformar nuestras organizaciones más allá de simples acciones o medidas; es hora de llevar la transformación a un nivel más profundo. El desafío es hacer de las organizaciones un ser más humano que entregue lo mejor de sí por los otros, que genere lazos de confianza e impactos que transformen. Hagamos de las organizaciones una persona, amable, querible, cercana y en la cual otros quieran confiar y aliarse para construir futuro.
Jocelyn Black, Gerente Comercial y de Asuntos Corporativos de Imelsa Chile.