por Maite Sáenz, directora de ORH.
Empieza a correr la voz de que la excusa no es la falta de tecnología sino la carencia de audacia. Muchas empresas están invirtiendo en la primera porque, ciertamente, los departamentos de RR.HH. estaban “cojos” de ella. Sin datos es difícil decidir qué hacer y para qué, y los profesionales del área han sufrido muchas hojas de Excel y muchas y variadas bases de datos para intentar conocer cuántas y cómo son las personas que integran la plantilla de sus organizaciones.
La realidad ahora es que, como he escuchado decir recientemente, “nos creemos muy modernos porque en nuestros departamentos y en nuestras organizaciones tenemos acceso a la tecnología, pero a la hora de tomar decisiones no nos fiamos”. ¡Exacto! Lo difícil no es elegir qué plataforma utilizar, tampoco lo es aprender a usarla; lo complicado de verdad es rentabilizar la inversión realizada en ella llevando a la acción los datos que nos proporciona. La dicotomía entre los procesos de gestión tal y como son y los que podrían ser de la mano de la tecnología es una realidad que todavía no ha traspasado el ecuador necesario para que la digitalización avance al ritmo adecuado que los tiempos imponen. Y los tiempos corren cada vez más rápido.
Hace falta superar la dependencia enfermiza del “siempre se ha hecho así y ha funcionado” y sacar nuestro espíritu explorador para abrir nuevas formas de proceder que no haya descubierto nadie antes, y que de igual manera nos aporten ventajas competitivas y/o una forma de ejecutar procedimientos mucho más ágil y eficiente. Los exploradores -o buscadores- son lo opuesto a lo que suelo llamar “las setas”: dícese de aquellos individuos que gustan de estar siempre a cubierto, inmóviles y guarecidos bajo un paraguas que, milagrosa y literalmente, ¡no se moja! Ya puedes ponerles, a las personas-seta, un BI atómico que siempre recurrirán a “la cuenta de la vieja” para activarse. Posiblemente acierten con sus predicciones, pero cuando acaben de sumar, restar, multiplicar y dividir todas las variables, ya habrá otros que hayan tomado decisiones por él delegando los cálculos en la inteligencia artificial. Rápido, efectivo y con mucho menos esfuerzo. Ese es el valor estratégico de Recursos Humanos.
¿Acierto si digo que nadie de los que ahora estáis leyendo o escuchando estas líneas os identificáis con las setas? Realmente os entiendo. Yo tampoco creía que lo era hasta que crecí. Y crecí cuando las cosas se torcieron, cuando las dificultades afloraron y el futuro se volvió negro. He sido seta muchos años de mi vida y ahora me he pasado al lado nada oscuro de la acción. Todavía no he llegado al nivel de explorador pro ni creo que lo alcance nunca, pero de lo que estoy segura es de que ningún buscador de setas me va a pillar desprevenida.
