Los seres humanos, nos movemos por expectativas, proyectamos a medio y largo plazo. Nos gusta dibujar lo que puede ser nuestro futuro. Este ejercicio de imaginar lo que va a ocurrir, nos genera una sensación de control que, a nivel emocional, nos protege y nos ayuda en nuestro día a día.
La llegada de la pandemia, más allá del impacto que ha tenido en la salud física de millones de personas en todo el mundo, está teniendo consecuencias psicológicas muy claras. Una de las razones por las que nos está afectando tanto a nivel anímico es que llevamos meses sin poder proyectar nada. Cada vez que lo intentamos, vemos rotas nuestras expectativas. Hemos cancelado cenas, viajes, entradas de teatro, conciertos, reuniones formaciones…
El ejemplo más reciente lo hemos tenido en esta pasada Navidad. ¿Quién no había proyectado, por fin, después de casi dos años, reunirse con la familia y con los amigos? Volver a esa ansiada normalidad que nos habían dicho que iba por fin a llegar… Nos habíamos marcado expectativas de pasarlo bien, abrazarnos, resarcirnos emocionalmente de las ausencias. y justo, llega la variante Ómicron, rompiendo, nuevamente, todas nuestras previsiones.
La llegada de esta ola ha puesto una nueva ruptura. Hemos vivido una segunda Navidad, con gente aislada -por la enfermedad o por haber estado en contacto con otras personas- y con la frustración y tristeza que ha provocado no poder reunirse con las personas que más se quiere. Así, hemos visto un nuevo repunte en la demanda de asistencia psicológica. Por un lado, se ha incrementado la necesidad y, por otro, se ha vuelto a poner el foco, con carácter general, en la importancia del cuidado de la salud mental y emocional.
La posfatiga pandémica
El problema principal es que la gran mayoría de la población ya tenía ya claros síntomas de agotamiento psicológico (la llamada fatiga pandémica) cuando ha llegado esta nueva ola. Eso ha hecho que muchos de nosotros no hayamos tenido las herramientas suficientes para enfrentarnos a esta última “embestida”.
La fatiga psicológica es la antesala de posibles trastornos de ansiedad y de estado de ánimo, que no están siendo atendidos, así que nos estamos encontrando con una población, cada vez más deteriorada en lo que respecta a su salud mental.
No podemos obviar el hecho de que los seres humanos no siempre tenemos las herramientas adecuadas para enfrentarnos a situaciones de estrés potencial como está siendo esta pandemia. Corremos el riesgo de que si alguna de estas personas que lo necesita no tiene acceso a los profesionales adecuados, termine desarrollando trastornos de evolución y manejo terapéutico más complicados.
Desde Affor Health, seguimos apostando por la prevención como herramienta más eficiente. El poder detectar a tiempo esos primeros síntomas de malestar es clave para poder evaluar si las personas tienen las herramientas de afrontamiento suficientes, o van a necesitar un acompañamiento psicológico temprano. El poder intervenir de forma temprana, nos va a asegurar en la mayoría de las ocasiones una intervención más corta en el tiempo y más exitosa.
Dos buenas formas de gestionar un momento como el actual es centrarnos en el presente y en proyectar manejando la frustración que podemos tener si no se cumplen nuestros objetivos o expectativas. Al fin y al cabo, la frustración es una de las emociones que más nos cuesta manejar. Entrenarnos para desarrollar técnicas de manejo de la misma es, sin duda, un acierto, así como aprender a manejar la injusticia y el malestar que nos produce el hecho de que las cosas no salgan como habíamos programado. Estas serán las claves para que nuestras emociones sean más adaptativas.
Tenemos derecho a sentirnos tristes, frustrados o incluso enfadados con la situación. Son emociones válidas y necesarias para afrontar los momentos de crisis. Pero, cuando este tipo de emociones nos dificultan el día a día, es el momento de pararnos y ver qué nos está pasando. Si creemos que no tenemos las herramientas suficientes, debemos consultar a profesionales, que nos ayudarán a gestionarlas de forma más adaptativa.
Carmen Rodríguez,
Directora del Área de Intervención Psicológica de Affor Health