El cambio en el equilibrio de poder entre empleados y empleadores

Maite Sáenz24 octubre 20226min

Por Simon Woolf, director de recursos humanos de PATRIZIA, Amal del Monaco, directora general de gestión y desarrollo de activos inmobiliarios en Europa de PATRIZIA, y Jenny Burns, directora general de Magnetic.- La pandemia ha llevado a las personas a redefinir su concepto de trabajo, y en este punto, los empleadores han tenido que replantear cómo debe ser la relación con sus empleados a futuro. Ellas son los activos fundamentales de toda empresa y llevamos trabajando mucho tiempo con códigos que ya no son eficaces, que no se ajustan a las necesidades de nuestra gente. Ahora se han dado cuenta de sus prioridades, de la necesidad de compaginar mejor su vida laboral y la profesional, y en este contexto no todas tienen las mismas necesidades ni capacidades. Esto ha cambiado fundamentalmente la dinámica en la relación entre el empleador y el empleado, y por ello, es unn imperativo hacer un ejercicio de recalibración de prioridades por ambas partes.

 

La cultura y la mentalidad no son cosas que podamos imponer en una organización y es por ello que hay que crear un conjunto de normas, pero sobre todo de valores de comportamiento, que actúen como guía en esta nueva forma de trabajar.

 

Vivimos en una tormenta perfecta conformada por la pandemia y por la escasez de talento en muchos sectores y ello ha llevado a que el poder esté ahora en manos de los empleados. Estos sienten que tienen muchas opciones dónde y para quién trabajar y valoran cada vez más hacerlo desde cualquier lugar para poder administrar mejor su vida personal.

Ante todo, la pandemia nos ha enseñado que no hay un plan. Ninguno de nosotros tenía un conjunto de reglas sobre cómo navegar por una pandemia global donde, efectivamente, tuvimos que cambiar nuestra forma de trabajar casi de la noche a la mañana. Y ese conjunto de reglas que pre pandemia podíamos tener ahora son cosa del pasado, y ya nadie tiene una bala de plata para conocer cómo va a resolverse esto a futuro.

Como resultado, la clave es conocer que las prioridades de los empleados han cambiado. Ahora se trata de encontrar un equilibrio, y esta tarea sólo la podremos ejecutar favoreciendo un entorno que nos permita co-crear cómo será ese nuevo mundo.

Aquí es donde las organizaciones han de virar hacia un cambio con propósito. Necesitan más que nunca construir su propósito y valores, así como el tipo de relación emocional basada en la confianza que quieren fomentar con sus equipos.

Los profesionales quieren formar parte de algo que sea bueno, sostenible y que cree un legado duradero. Sobre todo, las nuevas generaciones se preocupan mucho más por el futuro, por la huella y el legado que dejan en las organizaciones. De modo que, para que las organizaciones conecten con esta nueva generación, que va a ser valiosa desde la perspectiva de las habilidades de innovación digital, el propósito tiene que conectar con esas personas lo suficiente como para que sientan que pueden encontrar su papel dentro de ella, ya que no van a quedarse para siempre

Así que las organizaciones deben encontrar nuevas formas de atraer, retener y conectar con sus empleados. ¿Y cómo lo hacen exactamente? De nuevo es fundamental construir una fuerte confianza entre equipos, sobre todo en un entorno de trabajo híbrido. Gestionar a través de los resultados y no desestabilizarse porque ya no pueden ver a sus equipos es realmente un cambio cultural.

El trabajo híbrido debería generar más inclusividad y más oportunidades para escuchar, para dar voz a cada comunidad, a cada empleado. Hay que estar muy cerca de los equipos, de las personas, escucharlas y tratar de adaptarse a sus necesidades. La cultura y la mentalidad no son cosas que podamos imponer en una organización y es por ello que hay que crear un conjunto de normas, pero sobre todo de valores de comportamiento, que actúen como guía en esta nueva forma de trabajar.

No olvidemos que el liderazgo está cambiando y las habilidades de liderazgo que vamos a necesitar para el futuro giran en torno a una mayor empatía, una mayor inclusión, una mayor escucha, un mayor enfoque humano del cliente. Y ahora además de las variables de trabajo que ya conocíamos se les suman la personalización del lugar de trabajo, la salud, la seguridad y el bienestar del empleado.

Claro que existen riesgos ligados al trabajo híbrido, pero es mayor el riesgo de no optar por él. Y mucho mayores son sus ventajas. De modo que el cambio sísmico en el equilibro de poder entre empleados y empleadores se estabilizará mediante la co-creación de nuevas relaciones laborales.

Photo by Tim Mossholder on Unsplash.


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