Síndrome del impostor: cuando sientes que tus logros no valen

Redacción ORH13 julio 202215min

por Ángela Olmo, Psychologist Chat Specialist.

 

¿Qué es el síndrome del impostor?

Según la definición de Clance & Imes (1978), el fenómeno del impostor se refiere a individuos que son exitosos de acuerdo a estándares externos, pero tienen una idea persistente de incompetencia personal. Es decir, el síndrome del impostor es el miedo a ser descubiertos por su incompetencia laboral al no ser capaces de reconocer sus propios logros.

Aunque esta definición tiene ya varios años, parece que cada vez hay más personas que experimentan este fenómeno, lo cual puede deberse a que cada vez las condiciones laborales demandan una extensa formación por parte del empleado, aumentando la exigencia entre los aspirantes, que sienten que nunca están lo suficiente formados para un trabajo.    

¿Por qué aparece?

Hay factores que facilitan la aparición de este síndrome como son los ambientes de trabajo de alta exigencia y alta demanda por la población, como, por ejemplo, el sector sanitario y un ambiente de competencia. Sin embargo, hay varios factores individuales que predisponen a la persona a desarrollar este síndrome, como son: 

  • Baja autoestima: si la persona no tiene un buen autoconcepto sobre sus aptitudes laborales es más probable que continuamente se reproche errores mínimos que a otra persona no le afectaría en absoluto; es decir, sobreestima la gravedad de un error. 
  • Falta de seguridad personal: esta falta de seguridad les hace estar siempre alerta y con miedo a ser descubiertos por su incompetencia, teniendo continuamente unos niveles de ansiedad excesivamente altos, que al final terminan afectando en el desempeño de su trabajo.  
  • Inseguridad por experiencias anteriores: una mala experiencia de trabajo puede hacernos pensar que no somos competentes si no sabemos aislar esa mala experiencia como un hecho puntual.  
  • Locus de control externo: no reconocer los propios logros, considerarlos por suerte o azar hace que nuestra sensación de competencia en el trabajo se vea devaluada y nos haga sentir que no estamos cualificados para el puesto.  
  • Perfeccionismo: las personas que son muy perfeccionistas tienden a no reconocer cuando una tarea está bien hecha, y sienten que nunca son lo suficiente competentes para su trabajo.  
Sintomatología asociada

La aparición de estos factores lleva asociada una sintomatología que es la que nos genera ese malestar que nos impide desempeñar nuestro trabajo.

Esta sintomatología va desde: 

  • Ansiedad: estamos alerta y podemos sentir sudoración, taquicardia, comenzamos a respirar de manera acelerada, etc. 
  • Tristeza: la persona que experimenta este síndrome realmente piensa que no es capaz de desarrollar bien su trabajo y siente que es una estafa para su empresa.

Si el síndrome del impostor no se trata a tiempo, la persona comienza a sentir tristeza y el trabajo se convierte en un escenario altamente ansiógeno y, a más largo plazo, puede derivar en apatía y extenderse a otras áreas de la vida.  

  • Tener miedo constante a ser descubiertos como un fraude: este miedo comienza a modificar nuestras conductas, el tono de la voz, evitar la mirada, nuestra postura corporal ya no muestra tanta seguridad y nos mostramos realmente como personas que no saben ejercer su trabajo cuando no es cierto.  
¿Cómo podemos hacer frente a este fenómeno?

Si nos identificamos con estos síntomas, puede que estemos experimentando este fenómeno. Si no hacemos nada para mejorar, al final comenzaremos a sentirnos mal, iremos a trabajar con un bajo estado anímico que nos afectará en el desempeño de nuestro trabajo y entraremos en un bucle de retroalimentación negativa, haciendo que nos sintamos aún más incompetentes.  

Para evitar caer en ese bucle, existen ciertas pautas que nos ayudarán a sentirnos bien y seguir llevando a cabo nuestro trabajo sin ese malestar limitante: 

  • Acepta los elogios: cuando algún compañero o alguien externo al trabajo te elogia por el buen trabajo que haces, acepta dando las gracias. No subestimes tu desempeño laboral.  
  • Reconoce tu esfuerzo: si te han seleccionado para un puesto de trabajo es porque realmente vales para ese puesto, no lo atribuyas a la suerte o al azar.  
  • Haz una lista con logros anteriores: a veces es necesario tener un recordatorio de todas las cosas que sí hemos conseguido en otras ocasiones.  
  • Relativiza los errores: todas las personas cometen errores en el trabajo. Simplemente intenta ver qué parte de responsabilidad has tenido en ese error para que en otro momento sepas cómo subsanarlo. 
  • Haz comparaciones realistas: en la mayoría de las ocasiones, las personas se comparan con personas de altos cargos con muchos años de experiencia y eso solo lleva a sentir frustración.  
  • Reconocer nuestros límites: si aceptamos tareas que sobrepasan nuestras capacidades y no pedimos ayuda o no contamos con los recursos adecuados para abordarlas, comenzaremos a sentir que no somos competentes. Sin embargo, es necesario reconocer esos límites y pedir ayuda en aquellas tareas que aún nos resultan novedosas y para las que no hemos desarrollado las habilidades necesarias por falta de experiencia.  
  • Manejar el sentimiento de culpa: para gestionar ese sentimiento de culpa y minimizarlo, podemos usar el tiempo que usamos para culparnos y mantener un diálogo interno negativo en actividades que nos doten de herramientas para sentirnos más eficaces. Es decir, hacer actividades más adaptativas, identificar de manera concreta y objetiva en qué hemos fallado y qué podemos hacer para mejorarlo. 

Aunque ya hemos hablado de los factores individuales que favorecen la aparición de este síndrome, es cierto que no lo es todo.

Cada vez son personas más jóvenes las que padecen este síndrome debido a las altas exigencias con las que se encuentran en el mercado laboral, sintiendo que nada de lo que ya conocen es suficiente para el desempeño de un trabajo de su área, y una vez consiguen un puesto de trabajo, sienten que ha sido debido al azar.   

Por tanto, es necesario identificar cuanto antes si los síntomas que estamos teniendo se asemejan a los anteriormente comentados, y si ese es el caso, comenzar cuanto antes a seguir esas pautas que seguro nos ayudarán a sentirnos mejor y, como consecuencia, a desarrollar mejor nuestro trabajo y reestablecer un bucle sano de retroalimentación positiva que nos beneficiará en futuras ocasiones.  

¿Qué ocurre si las pautas no me ayudan?  

Hay veces en las que no somos capaces de salir de una situación por nosotros mismos, es por eso la importancia de pedir ayuda. Por suerte, hay muchos profesionales cualificados que te pueden ayudar a gestionar esta situación y sentirte seguro en tu trabajo. Detrás de esa sensación de incompetencia se encuentra una inseguridad en el área laboral que con la ayuda adecuada tiene solución.  

 


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