¿Qué es la asertividad y cómo se presenta?

Redacción15 junio 202210min

por Camila Marchesini Moreno, experta en problemas de atención, autismo, autoestima, apego y terapia en familia.

Ser asertivo es expresar nuestros deseos, sentimientos y derechos sin miedo a lo que dirán los demás, sin atacar u ofender a los que nos rodean, defendiendo nuestros derechos y respetando el de los demás. La asertividad implica el decir lo que sentimos, respetuosamente en todo momento de tal manera que nos ayudará a estar mejor con nosotros mismos desarrollando una mejor autoestima, mayor salud psicológica y comunicación interpersonal, haciéndola más directa y honesta. Lo cual no significa no tener ningún tipo de conflicto con los demás, sino tener las herramientas para saber gestionar los problemas de una manera abierta y respetuosa mediante el diálogo.

Se trata de encontrar el punto medio en la comunicación con los demás, evitando la pasividad y el extremo contrario, la agresividad. No existe un líder que no sea asertivo, ya que toda persona asertiva toma decisiones de manera segura, concisa y guía a los demás bajo la premisa de enfatizar lo positivo frente a lo negativo, facilitando la comunicación y minimizando las malas interpretaciones; lo cual incrementa la satisfacción de sus trabajadores y reduce los posibles conflictos.

¿De dónde proviene la asertividad?

Camila-Marchesini-MorenoEl origen de la palabra «asertividad» proviene del latín asserere o assertum, lo cual significa «afirmar» o «defender». Así pues, el sustantivo adquiere las características de confianza en sí mismo, alta autoestima, comunicación eficiente y búsqueda de la verdad y justicia.

El sistema comunicativo no siempre está conducido de manera óptima, ya que es posible que se presenten obstáculos entre el emisor y el receptor que interfieren el mismo.

Cuando aplicamos la asertividad en nuestra forma de comunicarnos, teniendo una visión clara del camino que buscamos y le damos voz a ello, generamos el valor del respeto con nosotros mismos y con los demás; lo cual vendrá de la mano del éxito en cualquier ámbito de nuestra vida (laboral, familiar y social), ya que con ello viene implícito el saber gestionar nuestras emociones con estrategias de comunicación positivas y beneficiosas, mediante el uso de nuestra inteligencia emocional.

La asertividad es una característica del individuo que se desarrolla a partir de las relaciones que tiene con el entorno y con los demás, sobre todo con las personas significativas en su vida. Mediante estas relaciones recogemos ciertos comportamientos, creencias y valores que forman el grupo social en el que nos desarrollamos. De esta manera, aprendemos y entrenamos esta habilidad hasta el punto en que somos conscientes de las repercusiones positivas que la asertividad conlleva en nuestras relaciones interpersonales.

¿Por qué es tan beneficiosa en nuestras relaciones laborales?

La comunicación asertiva presenta muchas ventajas en cualquier ámbito de nuestra vida. En el entorno laboral en concreto, nos permite relacionarnos mejor con los demás y resolver problemas de manera directa y honesta mediante una comunicación saludable. No es suficiente con decir lo que pensamos y sentimos, sino saber hacerlo de manera eficaz; sentirnos libres de expresar nuestras ideas respetando las de los demás, permitir el turno de palabra y gestionar nuestras emociones ante situaciones conflictivas, buscando alternativas razonables y escuchando activamente a los que nos rodean. Una persona asertiva hablará abiertamente sobre sus ideas y sabrá cuáles son las razones de sus opiniones, siendo consciente de las necesidades de los compañeros.

Una persona que no practique la asertividad será aquella que presente características como una falta de confianza en sí mismo, aquella que no considere la satisfacción de las necesidades de los demás, solo las suyas, presente poca flexibilidad ante la resolución de problemas y no respete la opinión de los demás. Lo cual conlleva a un mal ambiente laboral, miedo a presentar opiniones en voz alta, intimidaciones, no ser capaz de pedir ayuda cuando se necesita, violencia verbal y mecanismos de comunicación ineficaces que provocan un malestar psicológico en los trabajadores.

La comunicación asertiva, sin embargo, permite llegar al punto opuesto donde nos relacionamos mejor, no solo con los demás sino con nosotros mismos, y esto repercute positivamente en muchos aspectos de nuestra vida ya que evitamos la acumulación del malestar emocional, expresando nuestras emociones y pensamientos negativos de forma tranquila y sin herir a nadie. Una característica de la asertividad es saber detectar nuestro malestar, describirlo y saber expresarlo de la mejor manera posible sin llegar a retenerlo. Esto nos permite sentirnos libres y aceptar nuestras emociones frente a los demás.

¿Cómo podemos desarrollarla?

Una vez conocidas las características de la asertividad y sus ventajas de su puesta en práctica, existen varias estrategias para el desarrollo de esta:

1- Aprender a escuchar activamente

La escucha activa consiste en prestar toda nuestra atención a aquello que la otra persona nos está expresando directamente, sus ideas y también sus sentimientos. Es una característica de la comunicación asertiva en la cual es imprescindible el desarrollo de la empatía y la aceptación del otro, percibiendo sus emociones mediante la metacomunicación (es decir, percibiendo el lenguaje verbal y el no verbal), lo cual nos permite una mejor comunicación interpersonal.

Hacer preguntas, parafrasear o resumir lo que nos han comunicado, muestran signos de que hemos prestado atención y nuestro intento de comprensión e interpretación del mensaje que nos han transmitido.

2- Distinguir entre comunicación asertiva y agresiva

Dentro de los tres estilos comunicativos, pasivo, asertivo y agresivo, suele haber mayor confusión entre estos dos últimos, ya que ambos implican la expresión de opiniones. La diferencia que los marca es que el estilo agresivo antepone sus propios intereses y derechos por encima del de los demás, usando un lenguaje brusco e incluso menospreciando a los demás; mientras que el asertivo busca satisfacer los propios derechos, pero sin poner en riesgo el de los demás, buscando la justicia para todos.

3- Saber decir «no» de la mejor manera

A veces pensamos que para desarrollar una buena comunicación debemos asentir siempre, para no herir a los demás, incluso cuando lo que realmente queremos decir es «no». Es muy importante saber rechazar peticiones de los demás y existen varias estrategias para ello, por ejemplo, decir un mensaje positivo primero y comunicar nuestro rechazo después. De esta manera, activamos ciertos sentimientos positivos en la otra persona antes de dar la respuesta que queremos.

4- Aceptar nuestras emociones y aprender a gestionarlas

Hemos de ser conscientes de que las emociones son parte de nuestra vida y, por lo tanto, debemos encontrar las mejores herramientas para regularlas para así conseguir el bienestar y salud en nuestra vida diaria. Pero es importante saber que la gestión emocional es un proceso personal, en el que las herramientas que le sirven a uno pueden no servirle al otro.

Es por ello por lo que el mejor enfoque que podemos establecer es el multidimensional, donde trataremos nuestro nivel conductual, emocional, cognitivo y fisiológico en búsqueda de un equilibrio entre ellos. De esta manera, conseguiremos nuestro propio bienestar mental.

5- Respetar las necesidades de los demás

Entender a los demás, escuchar y hacer el esfuerzo por saber su realidad y necesidades, favorece el respeto, ya que empatizamos con el otro y este siente nuestra consideración e intención. Este acto conlleva un gran esfuerzo, ya que hemos de escuchar, aceptar y conectar con la otra persona a pesar de que no pensemos como ella.

De esta manera, conseguimos acercarnos a la persona y valorar sus derechos y deseos, de manera asertiva.

6- Reconocer nuestras fortalezas y debilidades

Este proceso es crucial para una buena comunicación asertiva, ya que no sirve solo para sentirnos mejor con nosotros mismos, sino para comprender cómo podemos llegar a ser más efectivos y dónde necesitamos mejorar para conseguir el éxito en nuestra vida. Es importante mirarnos y aceptar que no somos perfectos, pero también que tenemos grandes virtudes; lo que nos ayudará a incrementar nuestra autoestima y por tanto a mejorar las relaciones con los demás.

La asertividad implica un esfuerzo personal donde nuestra actitud cumple un papel muy importante. Hemos de practicarla para establecerla de manera automática en nuestra vida diaria y así forjar un mejor ambiente social. Si todos nos lo proponemos, tendremos una mejor interrelación con los demás, y por tanto una disminución del malestar emocional. ¿Te animas?


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