La empresa consciente

Maite Sáenz9 mayo 20189min
mindfulness
Algo muy valioso debe estar en juego para que los equipos directivos más competitivos del mundo o la élite mundial en la última reunión de Davos hagan un hueco en sus apretadas agendas para incorporar la meditación. Ellos han descubierto cómo unos minutos de entrenamiento mental diario les permite acceder a todo su potencial personal y profesional.

El estrés y la ansiedad se han convertido en una epidemia. A pesar de los innumerables estudios realizados por los centros y universidades más prestigiosos del mundo, que demuestran todo lo contrario, aún en muchas compañías el estrés es sinónimo de productividad y responsabilidad. Es un hecho que el exceso de estrés no sólo es responsable de la inmensa mayoría de las enfermedades de hoy en día en occidente, sino que merma nuestra calidad de vida y reduce drásticamente nuestra capacidad intelectual, tal como explica el biólogo celular, Dr. Bruce Lipton, en su libro “La biología de la creencia”.

Estamos en una época de objetivos de productividad sin precedentes, en un entorno excesivamente complejo afectado por las nuevas tecnologías, la enorme volatilidad, la necesidad de innovación constante y de reaccionar de forma inmediata, con menos recursos.

La solución que parece tácitamente acordada es el número de horas dedicadas a “estar en el lugar de trabajo” o “trabajar en cualquier lugar”. Sólo has de entrar cualquier mañana en un Starbucks y ver el panorama.

Incorporar la meditación y el mindfulness supone una liberación, no sólo del estrés improductivo y enfermizo, sino que libera el inmenso potencial creativo, la capacidad de innovación y las cualidades del auténtico liderazgo.

 

Mantener un nivel óptimo de estrés en estas circunstancias puede resultar algo imposible. Y la consecuencia inmediata es falta de claridad mental, serenidad, focalización y energía necesarias para enfrentarse a los desafíos inevitables. Estos son algunos de los siguientes eslabones en la cascada de efectos:

– Absentismo laboral
– Aumento en la rotación
– Falta de confianza en nuestras habilidades
– Miedo excesivo al cambio e incapacidad para enfrentarlo
– Conflictos interpersonales y brechas entre equipos: “ellos y nosotros”
– Apatía, falta de compromiso y de voluntad para resolver situaciones
– Reducción de la productividad, la creatividad y la innovación
– Síndrome del trabajador “quemado”

El exceso de estrés también viaja en cascada, y empieza en los altos mandos. La presión que experimentan es considerable: el peso de algo tan complejo que resulta difícil de gestionar, luchas internas para defender el territorio, aparcar aspectos esenciales como el diseño futuro de los sistemas para dedicarse a apagar fuegos, la soledad del líder… Los mandos intermedios son el queso del sándwich, y ¿qué sería un sándwich sin queso? Sin embargo, sienten la presión continua de las “rebanadas”, una cúpula por arriba con sus prioridades, un equipo por el otro con sus necesidades y exigencias. Los mandos inferiores sienten que no tienen ningún control sobre lo que sucede, sobre las decisiones que se toman. La distancia e indiferencia que creen percibir en los directivos hacia sus propios intereses y habilidades, les coloca en un modo de “supervivencia” que impide la innovación y la creatividad.

Y todo esto, producido por las disfuncionalidades del estrés y sus derivados no es algo aislado, sino un paisaje empresarial habitual al que nos hemos acostumbrado, como si de algo inevitable se tratara.

¿Qué han descubierto Google, General Mills, Ford, Repsol, Procter & Gamble, Apple, Linkedin, Repsol, Twitter, Barclays, Sony, General Electric, Mahou San Miguel, por nombrar algunas, y empresarios como Ray Dalio, Bill Gates, Warren Buffet, Bill Gross, Elon Musk…? Han descubierto e incorporado un poderoso catalizador para un cambio positivo y sorprendente en todas estas áreas: la meditación y el mindfulness.

Los estudios científicos realizados por los centros y universidades más prestigiosos, que demuestran sus beneficios y ventajas, son aplastantes. Por ejemplo, el realizado en la empresa Transport for London (Mental Health Foundation) concluye los siguientes datos:

– Reducción del 50% del absentismo laboral relacionado con problemas de salud
– Reducción del 70% en las bajas por depresión, estrés y ansiedad
– Aumento de las mejoras en la calidad de vida en un 79%
– 53% de incremento en el nivel de satisfacción laboral
– 79% en la mejora de las relaciones interpersonales

Según la investigación realizada por la compañía estadounidense iOpener Institute en una compañía de 1.000 empleados:

– Reducción de la rotación de los trabajadores y los gastos por sustitución en un 46%.
– Reducción del 19% de las bajas por enfermedad.
– Aumento del rendimiento y la productividad de un 12%.

Los datos que revelan las innumerables ventajas son ya incuestionables. Pero la meditación y el mindfulness van mucho más allá de los datos, abarcando aspectos difíciles de cuantificar. Incorporar la meditación y el mindfulness supone una liberación, no sólo del estrés improductivo y enfermizo, sino que libera el inmenso potencial creativo, la capacidad de innovación y las cualidades del auténtico liderazgo. Estas técnicas te permiten acceder a un campo de infinitas posibilidades más allá de cualquier condicionamiento, un campo de creatividad, intuición, bienestar, serenidad y libertad.

 

Entrenar la mente para habitar el presente, ese espacio libre de condicionamientos que es un campo de infinitas posibilidades, es el objetivo de la meditación

 

La palabra clave es Consciencia. El reto es la conquista del Ahora. La fórmula, calmar la mente. El ser humano es bombardeado con más de 60.000 pensamientos al día que mantienen a la mente en un estado de agitación. Es un continuo diálogo interior en el que unos pensamientos suceden a otros de forma continua, inconsciente y compulsiva. Estos pensamientos se repiten de forma incansable un día tras otro, dando vueltas y vueltas a los mismos asuntos. De hecho, el 90% de los pensamientos son repetidos de días anteriores. ¿Dónde está el lugar para la creatividad y la innovación, en el trabajo y en la vida personal?
Curiosamente, lejos de ayudar a encontrar soluciones, ayuda a aumentar los problemas. Esa cháchara mental nos sitúa casi permanentemente fuera del ahora, del momento presente, que es lo único que existe. Y nos genera ansiedad, estrés y falta de poder personal porque nos identificamos con ella. ¿Dónde está el espacio para la serenidad y la claridad mental?

Como dice el proverbio, El pensamiento es un gran sirviente, pero un mal amo. Sin embargo, no somos conscientes de que vivimos en “piloto automático”, lo cual era muy útil en la época de las cavernas, pero ahora no tiene cabida más que para limitaciones innecesarias. El simple hecho de observar la actividad mental compulsiva, aunque sólo sea por unos minutos, te permite vislumbrar una nueva perspectiva del mundo y de tu potencial como ser humano. Entrenar la mente para habitar el presente, ese espacio libre de condicionamientos que es un campo de infinitas posibilidades, es el objetivo de la meditación.

Imagina una ventana que se ha ensuciado con marcas de agua y barro por la lluvia. La ventana es un instrumento perfecto para ver lo que hay más allá, el paisaje, la vida, el mundo. Pero si está sucia, lo que ves no es claro, no es nítido, está distorsionado. La ventana es la mente. Cada vez que meditas, le pasas un trapo con limpiacristales. Empiezas a ver con claridad.

Estamos asistiendo al nacimiento de empresas conscientes, donde el bienestar de todos adquiere especial relevancia y se convierte en un nuevo paisaje. Es un auténtico cambio evolutivo. Mucho más allá del interés y los beneficios puramente comerciales, ahora las empresas tienen el reto y la oportunidad de influir de forma extraordinaria y profunda en la sociedad.

Autora: Úrsula Calvo Casas, Instructora certificada de meditación y mindfulness. CEO y Fundadora del Úrsula Calvo Center.


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