El sector energético está sujeto a una profunda transformación. Debido a su papel central para la consecución de la neutralidad climática propuesta por el Pacto Verde Europeo y los cambios tecnológicos y organizativos asociados a la Revolución Industrial 4.0. A su vez, esta ransición energética abre nuevas oportunidades. Que están siendo impulsadas por la llegada de los fondos de recuperación que ha creado la Unión Europea, en respuesta a la crisis socioeconómica ocasionada por el coronavirus.
No hay razones para dudar que lograr una transición exitosa a una economía baja en carbono requerirá de suficientes personas con las habilidades apropiadas para operar con tecnologías y enfoques cada vez más digitalizados y sostenibles. De lo contrario, una escasez de capital humano con capacidad innovadora y creativa podría retrasar críticamente la transición, y por consiguiente, aumentar su coste y duración.
El empleo y la ransición energética
Así pues, resulta vital proporcionar un marco de reflexión acerca del futuro del trabajo en el sector energético. Dicho marco debe dar soluciones relevantes e innovadoras a cuestiones como ¿qué va a pasar con el empleo en las próximas décadas?, ¿cuáles serán las nuevas profesiones?, ¿qué formación, competencias y habilidades serán claves para los empleos del futuro?, o ¿cómo se podrán beneficiar los colectivos más vulnerables de las oportunidades de empleo que brinda la transición energética?
Para dar respuesta a estas preguntas, el equipo investigador de la Cátedra de Sostenibilidad Energética (UB-IEB) ha analizado más de 12.000 ofertas de empleos de las empresas energéticas, configurando así una imagen nítida, tanto de la situación actual como de las perspectivas futuras de empleos y habilidades.
El nuevo paradigma al que se enfrenta el sector sumado a los avances tecnológicos hace que las empresas energéticas necesiten de trabajadores con capacidades diferentes a las que buscaban anteriormente. De modo que, transformación tecnológica, energías renovables, eficiencia energética, finanzas verdes y sostenibilidad, y orientación al cliente son las cinco especialidades más demandadas por las empresas energéticas en el marco de la transición energética actual. Debemos ser conscientes que los trabajadores del sector energético tienen un perfil diferenciado dentro del mercado laboral español. El porcentaje de mujeres ocupadas en el sector energético resulta reducido (poco más de un tercio del total).
Nuevos perfiles en el mercado de trabajo
A su vez, los trabajadores del mercado laboral energético son, en promedio, más jóvenes. Destaca especialmente su perfil formativo, con una cualificación muy elevada. Más de tres cuartas partes tiene estudios superiores y apenas el 10% tiene un muy reducido nivel educativo. Se trata, de hecho, del sector de la economía española, tras los sectores de tecnologías de la información y comunicaciones, finanzas y seguros, actividades profesionales, científicas y técnicas, y educación, con un perfil formativo más elevado. En particular, se posicionan las matemáticas, la estadística y la tecnología como las carreras del futuro en el sector energético. Estas tres disciplinas son claves para sentar las bases de la digitalización de las compañías y la expansión internacional.
Es evidente que las empresas buscan nuevos perfiles en el mercado de trabajo a medida que avanza la transición energética. Pero paralelamente también se ha ido modificando lo que se encuentran allí debido a avances tecnológicos, cambios demográficos, la creciente globalización o al propio sistema educativo. Una primera aproximación a la demanda y oferta del mercado de trabajo permite identificar los principales cuellos de botella que afronta el mercado laboral español.
Estos son la reciente caída en el número de graduados en ingenierías, la falta de perfiles transversales y capaces de trabajar en equipo e interactuar con profesionales con distinto origen formativo, la falta de capital humano con idiomas y habilidades comunicativas para no dejar a los profesionales españoles fuera del segmento global por las carencias en esta competencia lingüística, y la disponibilidad de técnicos con niveles intermedios de formación, ya que el número de titulados resulta todavía reducido y existen desajustes territoriales.
Cerrar la brecha de habilidades
Las administraciones públicas y centros educativos afrontan importantes retos en cerrar la brecha de habilidades que les separa de las necesidades de las empresas del sector, estas últimas, como partes interesadas en captar y retener el mejor talento para la transición energética, se posicionan también como agentes con responsabilidad ineludible en abordar los problemas de desajuste laboral. No se debe olvidar que el ecosistema laboral está conformado por múltiples agentes: administración pública, centros educativos, empresas, entidades sociales, trabajadores, etcetera.
Todos estos agentes juegan un papel relevante para facilitar la identificación de las nuevas necesidades de habilidades y de facilitar una transición ecológica con éxito. Para ello, las administraciones deben estrechar lazos entre los centros educativos y el mercado laboral, actualizando la oferta educativa; fomentar las soft skills en los estudios; avanzar en el desafío de la educación STEM; y apostar por una Formación Profesional de calidad e innovadora, entre otras medidas.
María Teresa Costa,
directora de la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universitat de Barcelona
y del estudio “Empleos que demandará el sector energético: nuevas oportunidades sostenibles”, publicado por Fundación Naturgy.
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