La pirámide de edad cada vez tiene más cabeza y menos pies, es decir, las plantillas son cada vez más maduras. Así lo muestra el estudio “Cómo gestionar personas en una sociedad madura. Los efectos de la pirámide de edad”, realizado por IESE-IRCO, dirigido por Pilar García de Lombardía, investigadora del IESE Business School, y con la colaboración de Grupo Persona.
Las empresas no deben solo buscar el mejor talento posible, sino que tienen que crearlo. Las organizaciones deben dejar de ser una consumidora de talento y convertirse en creadora del mismo, y conservarlo. Si es cierto que, en este sentido, las generaciones maduras son claves puesto que tienen en sus manos la capacidad de ofrecer un programa de desarrollo de habilidades adecuado para los tiempos que se avecinan.
La pirámide de edad, cada vez más envejecida, presenta una serie de retos que deberán afrontar en breve la gran mayoría de las empresas. La Estrategia Europea 2020 pretende que la tasa de población trabajadora entre los 20 y 64 años alcance el 75%. Si se sigue este patrón, los europeos deberán trabajar durante más tiempo. La agenda europea recomienda la actualización de conocimientos de los trabajadores de mayor edad.
La pregunta es, ¿para qué y en qué formarles? El futuro del mercado laboral girará en torno a la economía de la colaboración, el desarrollo de la tecnología y el talento. Multitud de informes ratifican lo que se ve venir: los perfiles STEM serán los más demandados; y las competencias sociales serán fundamentales.
La Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo nos dice que las personas con edad avanzada (biológica) son más sabias, desarrollan más pensamiento estratégico, tienen una percepción más global del entorno y tiene mayor capacidad de deliberar, todo por una mayor experiencia laboral y de vida y por acumular mayores conocimientos. En definitiva, son permeables al desarrollo de habilidades sociales. Un punto en común con las necesidades que están llamando a nuestra puerta.
“Lejos de querer dar recetas milagrosas para afrontar esta situación, creo que debemos empezar, primero, por aceptar lo que se nos viene encima y a continuación revisar nuestros sistemas de liderazgo, para hacerlos inclusivos, lo que tiene que ver directamente con la generación de culturas de colaboración. Paradójicamente las únicas que nos permitirán ser más competitivos”, confiesa Javier Martín de la Fuente, Consejero Delegado Grupo Persona.
Está en cada uno de nosotros la oportunidad de ser proactivos y tomar la iniciativa para afrontar los retos. “La empresa como generadora de talento debe desarrollar esta actitud vital entre su gente: jóvenes, maduros y mayores”, puntualiza Martín de la Fuente.
En este links, podéis acceder al estudio. Ver informe completo.