En España se calcula que hay unos 70.000 becarios. Son los que reciben algún tipo de remuneración, puesto que el 58 % de los alumnos en prácticas en el Estado no percibe ninguna remuneración, según el informe The experience of traineeships in the EU (ʻLa experiencia de los becarios en la Unión Europeaʼ), publicado por la Comisión Europea. El informe también destaca que el 28% de los becarios españoles hace dos estancias de prácticas.
España es, junto con Eslovenia, el país de la Unión Europea (UE) con un porcentaje más elevado de prácticas después de los estudios, ya que prácticamente son 7 de cada 10 estudiantes (67 %) los que las hacen.
El reto principal del becario es que la empresa termine contratándolo e integrándolo en su plantilla. Para conseguirlo, no solo deberá desarrollar correctamente las tareas encomendadas, sino que además deberá tener en cuenta otros factores, muchos de ellos intangibles. Según Eva Rimbau, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experta en recursos humanos, «es importante desarrollar una buena relación con el supervisor y con todas las personas de la empresa con las que se interactúa para conseguir integrarse en el equipo y, sobre todo, generar una red futura».
Rimbau también destaca otros factores que, sobre todo al principio, la empresa puede valorar mucho. Para formar parte de la cultura corporativa se deben respetar los códigos de vestuario, el tiempo asignado a las pausas para las comidas y el tiempo establecido para los descansos, la política sobre el correo electrónico, las llamadas telefónicas y el uso de internet, porque su desconocimiento puede provocar situaciones incómodas.
Ana Gálvez, profesora del máster de Empleo y Mercado de Trabajo: Intervención y Coaching en el Ámbito Laboral, de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, señala que los aprendizajes que ha de haber adquirido el estudiante cuando completa su estancia en la empresa son adaptabilidad, autonomía bajo la dirección de otra persona, trabajo en equipo, organización, responsabilidad, iniciativa, capacidad de aprendizaje y planificación.
Según Pere Vidal, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC y experto en derecho del trabajador, excepto para los denominados «becarios de investigación», no hay ninguna regulación legal sobre las condiciones de trabajo del becario: «Todo lo que tiene que ver con su horario o con si su trabajo será retribuido o no, se regula en el convenio que se redacta entre las empresas o instituciones vinculantes».
Aunque disfrutar de una beca para hacer prácticas no implica una relación laboral, según el informe Aprendices, becarios y trabajo precario, el acuerdo de diálogo social para la reforma de la Seguridad Social que en 2011 firmaron las organizaciones sindicales, organizaciones empresariales y el Gobierno reconoció un nuevo derecho con el que se garantiza la cotización a la Seguridad Social durante el tiempo que se participa en un programa de formación vinculado a estudios universitarios o de formación profesional que incluya prácticas, siempre que esté financiado por cualquier entidad u organismo público y que comporte una contraprestación económica.
El informe explica con todo detalle los tipos de prácticas que existen hoy en día y enumera hasta once modalidades diferentes, la normativa aplicable, qué información mínima debe contener el convenio, qué derechos tiene la representación legal de los trabajadores si quiere defender al becario o al estudiante en prácticas y qué beneficios económicos obtiene la empresa por la contratación de becarios o de personal en prácticas.