Según los últimos datos del INE, en nuestro país hay 1,9 millones de personas con discapacidad en edad de trabajar. De todos ellos, sólo 668.000 se encuentran activos, situando su tasa de actividad en el 34,6%.
La mayoría de las personas con discapacidad ocupadas son asalariadas (90%), firman un contrato indefinido (75%) y trabajan con jornada completa (82%).
Cada vez ocupan puestos de mayor cualificación
El 58% de los ocupados con discapacidad se concentran en tres grandes grupos de ocupación: las ocupaciones elementales (21%), los empleados contables y administrativos (19%) y los trabajadores de la restauración (18%).
En la comparación interanual, se aprecian ciertos cambios que dejan entrever una tendencia en la ocupación de las personas con discapacidad hacia empleos con mayor nivel de cualificación.
Tres de los cuatro primeros grupos de ocupación, que son los que requieren mayores niveles de competencias, incrementan su peso respecto a los ocupados totales (técnicos y profesionales científicos e intelectuales, técnicos profesionales de apoyo y empleados contables, administrativos y otros empleados de oficina). Mientras que los últimos grupos, aquellos que requieren menores niveles de competencia, disminuyen su peso o lo mantienen respecto al año anterior.
El empleo generado por los cuatro primeros grupos ocupacionales, con requerimientos competenciales más altos, ascienden a 216.400 ocupados, que representan el 42% de todos los ocupados. Estas ocupaciones experimentan una importante mejora respecto al año anterior, dado que su peso ese año era sólo del 36% y empleaba a 174.500 personas. Por el contrario, los grupos de ocupaciones que requieren menores competencias disminuyen su peso del 64% al 58%.
Mejor formados, mejores empleos
El acceso de las personas con discapacidad a mejores ocupaciones y oportunidades en el mercado laboral está estrechamente relacionado con el nivel educativo alcanzado.
La formación de las personas ocupadas con discapacidad ha mejorado con respecto a los niveles de antes de la pandemia. El porcentaje de ocupados con formación superior ha mejorado en más de dos puntos porcentuales mientras que aquellos que alcanzaron sólo una educación primaria se redujo en la misma cuantía.
En el informe Radiografía del mercado laboral de las personas con discapacidad de Fundación Randstad y Randstad Research se analizó la correspondencia que existe entre el nivel educativo y la participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral. Según dicho análisis, las tasas de actividad de las personas con discapacidad con estudios superiores (54%) son casi 20 puntos superiores a las personas con estudios medios y 38 puntos superiores a aquellas que no disponen de estudios.
Según María Viver, directora de la Fundación Randstad, “En función de estos datos, es prioritario seguir apostando por la formación y en especial por una formación más especializada como elemento clave de la integración de las personas con discapacidad en un mercado de trabajo en transformación. En la Fundación Randstad contamos con los programas Boot Talent o Brecha Digital que permiten a las personas con discapacidad adquirir nuevas competencias digitales que mejore sus perfiles profesionales y les de acceso a nuevas oportunidades laborales”.