Autores: Devin Pope – Maurice Schweitzer ; 2004-2009. Profesores de Gestión de las Operaciones y la Información de Wharton. Han realizado multitud de experimentos que tratan de unir la psicología y la economía, analizando la ética y las emociones y cómo afectan al mundo empresarial. Cuestionan las teorías que sugieren que cualquier sesgo en los procesos de la toma de decisiones no persistirá en el mercado.
“Aunque nuestro cerebro racional pueda resolver problemas complejos, seguimos actuando con los mismos prejuicios y sesgos mentales propios de un ser humano”.
DISEÑO DEL EXPERIMENTO
Este experimento se realizó analizando un extenso número de golpes realizados por jugadores de golf profesionales en diversos torneos. Incluso los mejores jugadores sistemáticamente fallan al hacer un “birdie” (cuando un jugador mete la bola en el hoyo con un golpe menos que el fijado por el par del hoyo), por miedo de hacer un “bogey” (realizar un golpe más del par). Para muchos la agonía de hacer un “bogey” parece superar toda emoción que se pueda sentir al hacer un “birdie”.
Los investigadores basaron su análisis mediante el análisis de los 40-50 torneos de la PGA en los que compiten unos 150 golfistas en torneos de 3-4 días de duración. Los datos fueron recopilados por 250 registradores. Para conseguir los datos se instalaron láseres en cada hoyo para cuantificar y registrar con todo detalle las coordenadas de cada bola después de cada golpe. Se emplearon datos de un total de 239 torneos celebrados entre 2004-2009, concentrándose en 2,5 millones de putts (golpes) realizados por 421 jugadores de golf profesionales que, al menos, hubiesen hecho 1.000 putts.
RESULTADOS OBTENIDOS
La mayoría de los jugadores deciden su enfoque a la hora de golpear en base al riesgo de quedar por debajo del par. Los que evitan la posibilidad de perder, juegan de manera conservadora cuando tienen la posibilidad de hacer un birdie y, pondrán más entusiasmo si corren el riesgo de hacer un bogey.
– Utilizando datos que cuantifican la fuerza de un golpe y la posición de la bola antes del putt, por término medio, los golfistas consiguen sus birdies con una frecuencia claramente inferior a la que consiguen putts similares para el par.
– Los jugadores se centran más cuando tienen que golpear la bola para conseguir el par y así evitar entrar en una zona de pérdidas con un bogey, es decir, los jugadores sacrifican el éxito cuando van a por un birdie para evitar futuros putts complicados.
– Este tipo de sesgo en la toma de decisiones (aversión a perder), le cuesta al jugador de golf profesional más de un golpe cada 72 hoyos jugados. Para los 20 mejores jugadores, esto se traduce en una pérdida combinada de cerca de 1,2 millones de dólares en premios al año.
CONCLUSIONES
El riesgo a la pérdida hace que nos comportemos de forma diferente, y es que ese dicho que decía “Virgencita, Virgencita que me quede como estoy” va a focalizar nuestro punto de actuación.. Estos datos pueden dar la sensación de que la gente trabaja especialmente duro para evitar pérdidas, lo que en momentos de crisis es francamente bueno. Claro que visto así, se puede llegar a entenderse incluso a quienes siempre pintan un escenario negativo a sus equipos, así provocaran mayor efectividad en los mismos ante la amenaza de pérdida. No, si esto de ser negativo va a tener su que aquel…