¿En qué se parecen Benjamin Franklin y Ophra Winfrey? Una lección histórica de liderazgo

Ángel Peña8 septiembre 20239min
La comparación de determinados personajes históricos con líderes actuales muestra la esencia atemporal de las actitudes que caracterizan el verdadero liderazgo. Es el caso de Benjamin Franklin, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos: el reflejo de su polifacético perfil brilla en los CEO actuales de LinkedIn, Airbnb y Salesforce o en la comunicadora Oprah Winfrey.

 

La esencia del liderazgo trasciende el tiempo y el espacio. Por eso la Historia nos puede brindar excelentes ejemplos. Solo hay que saber destilar esa esencia de los casos concretos y sus contextos para ponerla a disposición del líder contemporáneo.

Lee Nallalingham se aplica a ello con un extra muy atractivo: proyecta las características de esas figuras históricas en la actitud de personajes tan actuales como los CEO de LinkedIn, Airbnb o Salesforce.

 

Jeff Weiner, CEO de LinkedIn, se alinea con Franklin al subrayar la importancia del aprendizaje permanente y el desarrollo profesional ofreciendo una amplia gama de cursos y recursos para ayudar a los empleados a ampliar sus conocimientos y habilidades.

 

Es el caso de su análisis “The Art of Self-Mastery: Benjamin Franklin’s Leadership Lessons for Modern Leaders”. Aunque es comúnmente conocido como uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos, Nallalingham subraya que Benjamín Franklin fue también un exitoso hombre de negocios, inventor, escritor y diplomático. Y, sobre todo, “encarnaba muchas de las cualidades que caracterizan a los grandes líderes, como el dominio de sí mismo, la disciplina y el aprendizaje permanente”.

Nacido en Boston en 1706, está considerado una de las figuras más influyentes de la historia de Estados Unidos, hasta el punto de que su rostro ilustra los billetes de 100 dólares. El calificativo “polímata” (literalmente, “el que sabe muchas cosas” en griego), propia de los más brillantes intelectuales de la Ilustración, se ajusta a su personalidad como anillo al dedo: realizó importantes contribuciones en campos como la ciencia (entre otras cosas, invento el pararrayos), la política y la literatura.

 

Franklin desarrolló un conjunto de 13 virtudes que pretendía encarnar en su vida diaria; la comunicadora Oprah Winfrey es conocida por su dedicación a la superación y el crecimiento personal.

 

Pura creatividad e innovación sin fronteras. Algo muy actual, tres siglos después.

Nallalingham recoge de su perfil estas lecciones concretas de liderazgo:

1. Practica el autodominio:

Franklin fue un maestro de la autodisciplina y el autocontrol, y trabajaba constantemente para mejorarse a sí mismo y sus hábitos: “Creía que el carácter personal era esencial para un liderazgo eficaz y que, dominándose a sí mismo, se podía liderar mejor a los demás”. Desarrolló un conjunto de 13 virtudes que pretendía encarnar en su vida diaria, entre ellas la templanza, la laboriosidad y la humildad

Aunque Nallalingham no lo menciona, la potencia de su figura en el imaginario colectivo queda reflejada con bellísima precisión literaria en El gran Gatsby, una de las eternas candidatas al trono de la Gran Novela Americana: su protagonista sigue en su juventud un programa paralelo al de las 13 virtudes. Los resultados, en cambio, son muy diferentes. Este estudio compara ambas personalidades.

Para evitar malinterpretaciones gatsbianas, Nallalingham propone su propia lista de actitudes para desarrollar este rasgo de Franklin:

  • Fomentar una cultura de crecimiento y desarrollo personal, en la que se anime a los empleados a trabajar para mejorar sus propios hábitos y comportamientos.
  • Proporcionar recursos y apoyo a los empleados para que desarrollen sus propios objetivos y prácticas personales, como la meditación o el ejercicio.
  • Predicar con el ejemplo, encarnando las cualidades y comportamientos que desean ver en sus empleados.

Para su traducción contemporánea, Nallalingham acude a Oprah Winfrey: “Conocida por su dedicación a la superación y el crecimiento personal, comparte regularmente sus experiencias y lecciones aprendidas con su público y sus empleados”.

2. Aprendizaje permanente

Franklin estaba convencido de que la educación y la curiosidad eran esenciales para el crecimiento personal y social: “Era un ávido lector y escritor, en constante búsqueda de nuevos conocimientos e ideas. Creía que ampliando sus propios conocimientos podía contribuir al avance de la sociedad”.

Los consejos prácticos que se derivan de este rasgo son:

  • Fomentar una cultura de aprendizaje y mejora continua, en la que se anime a los empleados a adquirir nuevos conocimientos y habilidades.
  • Ofrecer oportunidades para que los empleados accedan a información y recursos a través de programas de formación, tutoría y acceso a tecnología punta.-
  • Fomentar un espíritu de curiosidad e investigación que anime a los empleados a hacer preguntas y buscar nueva información.

Nallalingham cree que Jeff Weiner, CEO de LinkedIn, se alinea con este espíritu: “Ha hecho hincapié en la importancia del aprendizaje permanente y el desarrollo profesional, ofreciendo una amplia gama de cursos y recursos para ayudar a los empleados a ampliar sus conocimientos y habilidades”.

3. Construir relaciones

Nuestro personaje era un hábil diplomático. En el sentido literal, como vendedor de la nueva república por todo el mundo (el proyecto estadounidense era algo muy transgresor en sus inicios), pero también como creador de redes: “Entablaba relaciones con personas de toda condición y de diferentes culturas y países. Creía que establecer relaciones sólidas era esencial para lograr el éxito y tener un impacto significativo.

Para poner en práctica esta lección, Nallalingham cree que los líderes pueden:

  • Fomentar una cultura de creación de relaciones, en la que se anime a los empleados a establecer contactos con clientes, socios y partes interesadas.
  • Ofrecer oportunidades para que los empleados establezcan contactos y relaciones, como asistir a conferencias u organizar eventos.
  • Destacar la importancia de la empatía y la inteligencia emocional en la creación de relaciones sólidas.

Aquí Marc Benioff, CEO de Salesforce, se postula como continuador del legado: “Ha hecho hincapié en la importancia de construir relaciones significativas con los clientes y las partes interesadas, afirmando que «el negocio de los negocios es mejorar el estado del mundo»”.

4. Pasar a la acción

Como buen norteamericano, Franklin era un hombre de acción: “Era conocido por su capacidad para convertir sus ideas visionarias en soluciones prácticas, utilizando sus habilidades en la invención, el espíritu empresarial y el servicio público para tener un impacto significativo en la sociedad”.

En ese sentido, los líderes de hoy harían bien en:

  • Fomentar una cultura de acción y responsabilidad, en la que se anime a los empleados a convertir sus ideas en soluciones prácticas.
    Proporcionar recursos y apoyo para ayudar a los empleados a desarrollar y poner en práctica sus ideas, como acceso a financiación, herramientas de creación de prototipos y software de gestión de proyectos.
    Celebrar y recompensar a los empleados que actúan para dar vida a sus ideas, reconociendo el valor tanto de la creatividad como de la ejecución.

Lo ilustra hoy el CEO de Airbnb, Brian Chesky: “Es conocido por su capacidad para convertir sus ambiciosas ideas en soluciones para el mundo real, como la ampliación de los servicios de la empresa para incluir experiencias y aventuras”.

 


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